VI

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Sábado, 3 de noviembre.

En esta ocasión, en vez de convertir al sr. Lu en un noble guerrero defensor de su pueblo prefiero describirlo como el hombre con peor mala suerte del mundo. Aquella persona que no es capaz de llevar a cabo sus planes tal y como los pensó porque pareciera que el destino está en su contra. ¿Y cuál es la causa de este nuevo perfil que quiero darle? Una muy cómica secuencia que tuve la suerte de apreciar hace menos de quince minutos.

Aproximadamente a las 6 p.m. el sr. Lu apareció nuevamente por el centro del parque. Sus problemas parecen haber sido solucionados o por lo menos apartados a un lado el día de hoy. El primer detalle que noté a simple vista fue su chaqueta vaquera puesta del revés, creo que el hombre puede ser un poco despistado a veces. Antes de poder soltar al animal para que corriera libremente por el espacio verde sus pies se enredaron con la correa y tras una serie de simpáticos movimientos cayó de lleno al suelo, su blanco pantalón quedó un poco manchado y aun así su humor pareció no deteriorarse.

Luego de un rato sacó su móvil y comenzó a hacerle fotos al canino, le siguió los pasos con tal de capturar buenos momentos y aparentemente no notó estar muy cerca de la fuente cuando esta lazó montones de agua, empapándolo tanto a él como al animal. Debo admitir que reí un poco al ver su expresión de sorpresa cambiar a una de reprimenda dirigida hacia su mascota. Es otoño y hace frío así que después de ver que su ropa no tenía remedio el sr. Lu emprendió la vuelta a casa.

Tal vez sea un poco exagerado llamarlo el hombre con la peor suerte del mundo teniendo en cuanta cuáles son los hechos reales, pero en la literatura uno siempre puede recurrir a la hipérbole de una cuestión. Y yo, he de confesar, me considero un fiel amante de dicho recurso.

Espero que su móvil no se haya dañado, porque estoy seguro de que logró buenas fotos.

Han, 2012.

The observer || HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora