XVI

69 9 8
                                    

Sábado, 21 de diciembre.

Una vez más, el inicio de un invierno indica que otro año empieza a acabarse. Las fiestas están a la vuelta de la esquina y las propagandas que atestan las calles sólo sirven para recordarte que estas épocas festivas se suponen deben ser en familia.

Hace ya varios años no paso una navidad con mi familia. Los extraño, he de decir, pero lamentablemente es escaso el contacto que mantengo con ellos a la actualidad. Supongo que este, como tantos otros, será un año alejado de mis padres.

Incluso así; no puedo decir que esta haya sido una mala temporada, de hecho tengo varios logros acumulados a lo largo de estos meses.

En primer lugar, logré terminar mi carrera de estudios en literatura, estoy muy satisfecho con eso, junto a Sehun hicimos una merecida celebración. Y no sólo eso, también fui capaz de conseguir un puesto como pasante en una editorial dentro de la sección de edición y corrección de libros de texto. Aún estoy a prueba y el sueldo es mínimo pero es mucho mejor que trabajar como el asistente del bibliotecario en la universidad.

Paralelo a eso, mi vida amorosa salió a flote gracias al encanto del sr. Lu. No quiero ser esa clase de novio que se desvive contando cada segundo que lleva de pareja pero es que Sehun saca mi lado más romántico y no es por nada pero estos más de seis meses que llevamos juntos han sido increíbles.

Parte de nuestra rutina incluye pasear a Vivi por el parque los fines de semana, el Bichón Frisé disfruta genuinamente cada vez que es liberado de su correa para explorar la zona o jugar con otros perros. Sehun ahora comparte la banca conmigo a la espera de que yo termine mi religiosa anotación de cada sábado, sé que se muere por saber lo que esconde mi preciado cuaderno pero también sé que es incapaz de leerlo sin mi permiso. Y por el momento no se lo he dado, tal vez eso pase algún día.

El perfil de mi amado es digno de admirar por horas. Conserva el cabello negro ligeramente largo con mechones que le entorpecen la vista. Lleva encima la misma chaqueta vaquera del día que se empapó por completo, esa que resalta los anchos hombros que tanto admiro. Es asombroso como el comienzo del invierno parece no afectarle, de hecho se ve reluciente y hasta sensual bajo la tenue luz del sol. Frunce el ceño cada vez que Vivi se aleja más de la cuenta y sus labios se abultan esa misma cantidad de veces.

Creo que sabe que le estoy observando; de repente acaba de soltar una sonrisa burlesca y como si eso no fuera suficiente para tentarme ahora está mordiendo su labio inferior sugerentemente. Muy bien, eso es todo. Ha sido suficiente anotación por hoy. Voy a besarlo.

Han, 2013.

The observer || HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora