XIII

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Sábado, 20 de abril.

El día en que acontece mi cumpleaños jamás suele ser demasiado valorado en la lista de mis pendientes. Pero dado que aparentemente eso se considera aburrido según mis amigos cercanos acostumbro organizar una pequeña reunión con mis más allegados. La iniciativa viene principalmente de un insistente Yixing que acompañado de Junmyeon, quien en todo lo apoya, lograron hacerme ceder hace ya bastantes años.

La llegada de mis veintitrés no es la excepción y esta vez mi mejor amigo se ha empeñado en que invite a Sehun porque él quería conocer al misterioso sr. Lu. Para mi sorpresa el alto pelinegro entabló buena comunicación con el resto de invitados.

Entonces la noche transcurrió tranquila, comimos, bebimos y reímos de unas cuantas estupideces. Para las diez de la noche Yixing, un tanto borracho, sacó a patadas a casi todos, exceptuando a Sehun, claro. Por la risita y el guiño que me dio antes de cerrar la puerta tras de sí sé que espera recibir un relato de calidad la próxima semana, cuando nos veamos.

Sehun me ayudó a ordenar todo el desastre que habíamos hecho, mientras él enjuagaba los platos yo alcé algunas sillas que quedaron desparramadas, moví la mesa a su lugar original, levanté algunos restos de comida del suelo, acomodé las sucias cortinas; que ahora sé debo lavar y... Sí, lo sé, es inútil tratar de retrasar la redacción del suceso que me motivó a querer escribir esta nota tan entrada la noche.

Realmente no nos tomó demasiado tiempo limpiar el piso, eso debido a que en la reunión apenas estuvieron ocho personas. Luego de diez minutos, tal vez quince, un Sehun satisfecho se alejó del fregadero y tomó asiento junto a mí en el sofá. Compartimos unas breves palabras antes de que el silencio nos envolviera otra vez. De repente me sentí ansioso; el ambiente se volvió íntimo de un segundo a otro. Nos miramos. Él estaba muy cerca, tanto así que podía sentir su respiración chocar en mi rostro. Mi corazón se descontroló, incluso ahora lo hace al recordar. Su mano acarició mi mejilla en un gesto simple y para cuando fui consciente de los hechos nuestros labios estaban unidos.

El beso comenzó siendo tenue, con un aire temeroso; pero a medida que el contacto aumentó la intensidad también lo hizo. Sehun descendió con toques suaves a mi torso hasta casi abrazarme y yo tuve vía libre para atrapar entre mis manos ese rostro tan hermoso. Pronto marcamos un ritmo estable con el que ambos estuviéramos cómodos. Fue maravilloso descubrir que mis pensamientos no eran erróneos; sus labios eran tan dulces y suaves como los había imaginado y sé que suena a locura pero en esos momentos sentí que fueron hechos casi a medida para encajar con los míos. No sé cuánto tiempo duró pero naturalmente tuvimos que separarnos para tomar oxígeno.

Pupilas dilatadas, respiración acelerada, labios húmedos y mejillas sonrojadas convirtieron a Sehun en el hombre más precioso que vi en mi vida. Con la mirada seductora que sé que ambos nos dimos mi corazón se calmó, me sentí en paz y completamente tranquilo. Reconozco que es extraño porque se supone que cuando estás con la persona que quieres tiendes a explotar de felicidad o emoción; sin embargo la serenidad era lo que experimentaba. Me sentía seguro, en el lugar y momento adecuados.

Estuvimos melosos como una hora más, y fue increíble. Hablamos, volvimos a besarnos, reímos. Más tarde fue momento de despedirse, porque por hoy ya habíamos dado un paso lo suficientemente grande. Sehun se fue dándome una bonita sonrisa y yo, aún dos horas después, no puedo cerrar los ojos de lo contento que me siento; es por eso que decidí describir como hoy recibí el mejor de los regalos.

Han, 2013.

The observer || HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora