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El despertador marcaba las nueve de la mañana, los rayos del sol se colaban por la ventana de aquella lujosa habitación de aquel lujoso penthouse, prendas formaban un camino desde las afueras de la recámara hasta llegar al pie de la cama. La luz molestaba en su cara y por ende se giró en su sitio para escapar de la excesiva luminosidad, pasó su brazo por encima del cuerpo que causaba el hundimiento a un lado del colchón y entre sueños arrugó la cara.

¿En qué momento su perro se había quedado lampiño? ¿Acaso era demasiado despistado como para no darse cuenta?

-Makkachin, qué pasó con tu pelo?_ habló aún dormido escuchando una risita.

-Buenos días~_

El ruso abrió sus ojos color zafiro luego de que una voz femenina llegara a sus oídos, encontrándose con una mirada esmeralda sobre él, confundido frunció el ceño y se estiró en la cama luego de recordar el revolcón de la noche anterior con una modelo novata recién llegada, el peor que pudo haber tenido en toda su vida, bostezó e irguió para devolverle la mirada a la chica de piel morena y cabellos castaños que yacía desnuda bajo blancas y desordenadas sábanas.

-¿No te has ido?_ preguntó con fastidio estrujándose la cara.

-Pensé que querrías que me quedara luego de nuestra noche de pasión_

-¿Pasión? No confundas una sola noche de sexo con eso_ se levantó de la cama quitándose a la chica que se colgó encima de su ancha espalda.

-Pero me dijiste que me amabas_ dijo al borde del llanto.

-Cuando en realidad ni siquiera lo hago ¡Surprise!_ sonrió para luego caminar en dirección al baño_ cierra la puerta cuando salgas, Meredith_

-¡Me llamo Darlin!_

-Sí sí, lo que sea Ashley, Meghan, como te llames_ abrió la regadera dejando que el agua corriera por su cuerpo quitando todo rastro del aroma a fresas que tanto odiaba.

Escuchó la puerta cerrarse de un golpe y sólo rodó los ojos ante la actitud de aquella principiante. Se suponía que la chica le había llamado la atención por esos grandes pechos, redondo trasero y cintura reducida, la seduciría con sus encantos naturales que hacen caer a todo el mundo ante sus pies y la llevaría a su cama para coger una vez más ¿Pero por qué rayos siempre terminaban ilusionándose y creando una historia de amor por una una simple follada? Quizás se le haya escapado un te amo al olvidar conectar el cerebro con su boca ¡Pero eso no era cierto, no la amaba, amaba su cuerpo, amaba el obsceno sonido que hacía su trasero al chocar con su pelvis a la hora de tener sexo! Ella era muy poco para alguien tan reconocido y codiciado como él, demasiado gritona e irritante, excesivamente parlanchina además de ser malísima dando placer.

Luego de tomar su respectivo baño de crema y burbujas, hidratación de piel con lociones de concha de nácar, perfumantes con aroma a cítricos y su mascarilla de aloe vera volvió a su habitación para colocarse su costosa ropa de marca, tenía una reunión a las 10 con un modelo japonés que había llegado esa semana a Nueva York a la compañía para la que él llevaba modelando desde que habí cumplido los 20, le habían dicho su nombre más no lo recordaba, no por el hecho de que se le haya olvidado, sino porque en realidad no le prestó mucha atención y sólo quería saber si era lo suficientemente bueno y perfecto para trabajar con él.

No era de posar junto a alguien más, prefería trabajar sólo para que nadie más opacara su imágen, o más bien, no echaran a perder el contraste de la toma. Si lo hacía era porque cumplía los requisitos necesarios que él imponía ¿De qué servía posar para la portada de una revista importante o modelar en una las pasarelas más famosas, cuando no se tiene un buen físico para mostrar? Como solía decir, era una pérdida de tiempo y maquillaje, ya que habían casos que ni con eso se podían arreglar.

❖ SexyBack ❖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora