Capítulo ocho

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Mi corazón te ha elegido y cuando él elige yo voy detrás.

(A quien corresponda)

- No tengas miedo. – Dijo él, pero era inevitable cuando no sabía que estaba haciendo, de pronto se sentía emocionado por estar casado con P'Ohm, él lo besó y fue su primer beso, fue dulce y delicado, un beso perfecto a pesar de que tiritaba de pies a cabeza, la ceremonia pasó como si fuese una especie de sueño. Se sentía idiota fingiendo saber todo sobre él, cuando solo era un desconocido, una persona de quien no sabía nada, un hombre con intenciones ocultas. También lo intrigaba ese cuadro en la pared de su casa, esa mujer, ¿Quién era ella?, ¿Quién era entonces la chica que lo acompaño al restaurante ese día en que se conocieron?, pero sentía que no tenía el derecho de preguntarle quien era ella. - ¿Nos vamos ahora? – Preguntó él poniendo una mano sobre su cintura.

- ¿A dónde? – Cuestionó algo molesto, pero sabiendo que no podía reclamarle nada.

- A nuestra noche de bodas. Dormiremos es el hotel esta noche y mañana iremos a un pequeño viaje.

- Me parece maravilloso. – Dijo el abuelo. - ¿Dónde irán?

- A la playa. – Respondió fijando su mirada en Fluke. – No podemos asentarnos por tanto tiempo, Fluke tiene que presentar sus exámenes.

La lluvia parecía haber cesado, cuando Ohm decidió que era hora de retirarse, de pronto se sintió intranquilo pensando que esa noche dormirían en la misma habitación, eso no lo había pensado, que pronto vivirían y convivirían todos los días, ¿Cómo se supone que sería aquello?, ¿Cómo sería vivir con P'Ohm, lo bueno de aquello era que el profesor Max estaría en la casa, lo malo era que también tendría que fingir que eran un matrimonio normal delante de él.

La habitación era amplia, la cama fue lo que mas llamó su atención, estaba adornada con flores, específicamente rosas, además había una botella de champagne en la mesa de noche.

- Lo siento por eso, en el hotel creyeron que sería romántico dado que nos estábamos casando.

- Lo entiendo. – Aun así era incómodo. Dormiré en ese sillón creo que es suficientemente cómodo.

- Olvídalo, yo dormiré ahí, lo mínimo que puedo hacer por ti es dejarte la cama.

- Soy mas pequeño, puedo acomodarme bien.

- ¿Estás seguro?, no es problema para mí.

- Estoy seguro. Iré a darme un baño, me siento algo pegajoso. – Dijo saliendo de la habitación, para luego ingresar en el baño. Al terminar de ducharse recordó que no había tomado su medicación y peor que eso, no la traía con él, con todo aquello olvidó meter el frasco en la mochila. Tenia que buscar una manera de salir del hotel. Esperaba que Ohm estuviera dormido, así podría ir y comprarla en alguna farmacia. Y si no lo estaba tendría que buscar otra excusa.

Cuando salió del baño Ohm estaba tumbado sobre la cama, no se había sacado la ropa, pero parecía dormir, así que caminó hacia la puerta dispuesto a salir y volver lo más rápido posible.

- ¿Dónde vas? – Preguntó él. ¡Mierda!, ¡que susto!, se llevó una mano a su pecho.

- Tengo que salir, es solo un minuto.

- ¿Dónde?

- La farmacia. – Contestó resignado.

- ¿Por qué?, ¿estás enfermo?, ¿quieres que valla por ti?

UN ÁNGEL PARA MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora