Y tú, ¿reconocerías el amor si lo tuvieses enfrente?
Los ojos del profesor bajaron hacia él y posaron la vista en su brazo que mantenía una cortada, tiñendo su ya rota camisa blanca con sangre. Lo miró casi incrédulo y respondió de forma irónica a la pregunta hecha pese al dolor.
- Muy observador señor.
- ¿Por qué no tienes más cuidado? – Preguntó de mala forma.
- ¡¿Cuidado?! – Casi grito, no podía creer su mala suerte. Esa era la tercera vez que se lo cruzaba ese maldito día.
- Si. Pudiste provocar un accidente más grave, ¿siempre sueñas despierto mientras andas en bicicleta?
- ¡Usted me encandiló con sus luces altas!, ¡estamos en zona urbana!, ¿era necesario?
- No existe una ley que me obligué a bajarlas. – Dijo él. Fluke creyó que aparte de cretino era desconsiderado. Se incorporó y no pudo evitar un grito de dolor.
- ¡Au! – Exclamó. Luego miró su bicicleta, la pobre "Moyo" ahora solo serviría de chatarra.
- ¡Vamos te llevaré al doctor!
- ¿Doctor?, no es necesario.
- ¡Estás sangrando señor Natouch!
- Bueno, ese es mi problema, no ha pasado nada. – Dijo, estaba tan molesto que quería llorar por su pequeña Moyo. Adiós a sus planes de ahorrar en transporte. Después recordó las sabias palabras de su madre, "Siempre puedes caminar y admirar el paisaje", tendría que levantarse una hora mas temprano. No se dejaría abatir, quedaba muy poco para graduarse.
- ¿Todavía me dirás que no eres orgulloso? – No quiso contestar esa pregunta, se limitó a levantar a su amiga de la acera. Moyo había sido su compañera desde que el viejo Nut la arregló para él.
- No tengo tiempo para un doctor ahora, debo regresar a casa.
- Déjame llevarte entonces.
- No, gracias, solo está a unas cuadras. – Volvió a excusarse, aunque le faltara cruzar media ciudad, primero muerto antes de permitir que él lo llevara.
- Pagaré tu bicicleta, ¿Cuánto te ha costado ese vejestorio? – Fluke lo miró queriendo asesinarlo.
- Desde que lo conocí esta mañana me asombra su nivel de amabilidad hacia los demás. Le repito, ¡NO GRACIAS!, no necesito nada, menos de una persona como usted.
- ¿Y como soy yo señor conocedor? – Preguntó levando una ceja.
- Una mala persona. – Dijo y los ojos de Ohm Thitiwat se volvieron más chicos cuando los entrecerró.
- ¿No lo somos todos acaso?
- ¡¿Ser qué?!
- Malas personas, personas que actúan según su propio interés.
- Pagaré tu bicicleta, no me gusta tener deudas con la gente.
- No todo se puede pagar con dinero señor Thitiwat. No sé en qué clase de mundo ha estado viviendo usted señor, pero en el mío la gente es amable y considerada.
- ¿También usted lo es, señor Natouch?
- Trato de serlo. Al menos no ando por la vida insultando a las personas. – Dijo, pero el hombre a su lado solo se rio de manera cínica.
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UN ÁNGEL PARA MI
RomanceEn un día un encuentro puede ser casual, dos, pueden ser mala suerte, pero tres, ¡¿tres?! Fluke pensó que a pesar ser un hombre muy atractivo, su profesor no era para nada simpático, un hombre demasiado orgulloso y extraño no tenía nada que ver con...