2.1 -. Peleas y más peleas.

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2.1 -. Peleas y más peleas.

Aquella noche, el único que logró dormir con calma fue el pequeño Elías , quien estaba encantado con la sorprendente, para él, suavidad de la cama. Mientras él dormía, Dylan se mantenía vigilando todo lo que sucedía, desconfiando el hecho de que los hayan dejado ahí sin ningún tipo de seguridad o retención. Y, al tiempo que Dylan vigilaba, en otra parte del Cuartel Iñaki se rompía la cabeza pensando en quién sería bueno hacerle pelear contra el mugre ladrón, como él comenzó a llamar al Frost en su mente.

En poco tiempo ese chico había sabido como ganarsesu odio más rápido de lo que nadie había conseguido hacerlo. Y lo peor de todo habíasido el hecho de que de algún modo consiguió poner un paralizante en el vasofrente a sus narices. NO podía dejar que alguien como él entrara en el cuartel,y mucho menos podía dejar que nadie se enterara de lo que había pasado, de locontrario la reputación que se había labrado se echaría a perder. Tenía queconseguir a alguien lo bastante fuerte como para evitar que el tipo ese ganara.No podía ser tan difícil, después de todo no había forma que puliera suspoderes en un poblado humano.

Horas después del amanecer, el Capitán Rosewood fue a la habitación en donde descansaban los hermanos para despertarlos y darles un cambio de ropa para que estuvieran listos para la pelea. Dylan, quien al final cayó rendido en la cama, se despertó sobresaltado al tiempo que creaba  en su mano una daga de hielo, pero cuando se dio de quien estaba frente suyo deshizo el arma, aunque no quitó su mirada desconfiada y desafiante.

—¿Qué haces aquí?

—Tu pelea es unas horas, así que solo vine a despertarlos y darles algo para cambiarse. Aquella puerta es un baño, supongo que tiene alguna toalla para que se bañen. —Y, después de señalar una  puerta dentro del cuarto, se marchó.

Al estar solos de nuevo, el Frost se acercó a donde su hermano se encontraba descansando y se agachó hasta que su cara estaba a la misma altura que la de su hermano.

—Estas despierto, ¿Verdad? —Dijo en voz baja.

—No. —Contestó el niño  adormilado.

—Lástima, porque te toca baño y, despierto o no, lo recibirás. Tras decir eso, cargó a Elías hasta el baño sin hacer caso a sus débiles quejas.

... - ... - ...

—Antes de que entres al campo, debo decirte que no es necesario que ganes, solo tienes que demostrar que tienes lo necesario para entrar.

Ya era el momento de la pelea que decidiría si los dos hermanos podrían quedarse o no. Todo sucedería en uno de los campos de entrenamiento del cuartel. Allí, aparte de los principales interesados, se encontraban varios tumultos de espectadores esperando para ver quién era el aspirante y sus habilidades desde las gradas. Pero, a diferencia de la emoción que sentían aquellos Magicians por lo que se avecinaba, el Capitán Rosewood solo sentía nervios por lo que pasaría si no lograban entrar los hermanos, Dylan aburrimiento por tener que hacer aquello, Iñaki se enojo por ver la actitud del otro, y Elías solo veía a todos con una inmensa curiosidad propia de un niño de cinco años.

—Para demostrar lo que valgo solo tengo una opción: ganar. —Le contestó Dylan al Capitán.

Cuando terminó de decir aquello, el Frost comenzó a dirigirse hacia el campo de entrenamiento, pero cuando estuvo a pocos pasos de cruzar aquella puerta sintió un ligero estirón en el pantalón proveniente de su hermano menor; al girar su cabeza para verlo, se encontró con aquella mirada típica del menor con la cual transmitía que quería decirle algo. Sin dudar un segundo, Dylan se agachó para oír lo que el otro quería decirle y, después de escuchar lo que le dijo, miró sorprendido, pero a la vez divertido y con cara de querer fastidiar a cierto Fire, a Elías mientras asentía con la cabeza. El pequeño Rock saltó de alegría al tener el consentimiento de su hermano mayor y después cruzó la puerta que llevaba al campo con paso rápido.

Magician's Eternal ElementDonde viven las historias. Descúbrelo ahora