4- Miedo

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Me di cuenta que mi reacción habitual ante el miedo es huir:
Me atemoriza un tema de conversación, lo cambio o simplemente no hablo.
Me da miedo un sitio, no voy.
Le temo a una reacción, trato de evitarla.
Hasta que llega un punto en el que las cosas no se pueden evitar y los miedos ya no se pueden evadir.
Llega el momento de mirar al miedo a la cara y descubrir que tan fuerte eres.
Y si hay que llorar, se llora,
si hay que ser herido, pues se sufre, pero lo enfrentas y no vives la sosobra diaria de huir siempre a lo mismo.
Eso cansa, eso agota.
Se como cansa ver siempre lo mismo en las personas.
Pero cansa más vivir con miedo de eso que ves siempre y no afrontarlo.
Es duro que te lastimen constantemente cuando lo único que tratas es de protegerte.
Pero si no lo enfrentas jamás dejará de doler.
Y yo conocí la salida a todo esto,
conocí la valentía en medio de mi miedo.
No fue por mi misma,
porque al mirar al miedo a la cara, descubrí lo increíblemente débil que soy.
Sin embargo la voz de Dios me recordó que no estoy sola,
que cuando soy débil, mi fortaleza viene de Él.
Y poco a poco me ayudó a pelear contra el miedo;
Poco a poco ya no huía, sino que de su mano lo enfrentaba;
Es que al huir, solo retrasaba todo, pero nunca evitaba que sucediera;
Poco a poco ya no hacía ese esfuerzo tan agotador por protegerme, porque entendí que en sus brazos nada me puede dañar,
y aunque me toque el dolor, será para mejorar, en sus brazos voy a sanar, mi Papá cuidándome esta.
Y aún con miedo todo voy a intentar
todo lo que diga mi papá.
Ya no más miedo, ya no más huir, ya no más evadir,
por qué la cosas se enfrentan,
de la mano de Jesús
se enfrentan.
Solo así se alcanzan las victorias,
solo así podemos crecer.
Si no exploras lo desconocido,
jamás conocerás lo extraordinario.
Sino sales de tu zona de confort,
no podrás experimentar la verdadera libertad.

Entonces te das cuenta que el monstruo tan grande que habitaba en el armario de tu corazón, ese monstruo llamado miedo, le tiene miedo a la valentía. Entonces tienes un amigo que te hace valiente y obliga al miedo a huir.

1 Juan 4:18
Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente.

Su perfecto amor echa fuera el temor 📍

Reconozco que aun me cuesta,
el monstruo del armario a veces toca la puerta.
Y me siento tentada a abrir,
pero mis manos ya están ocupadas, ya no pueden abrir.
Mis manos están siendo sostenidas por las manos del amor.

A Corazón abiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora