El Sexy Príncipe De La Estación ||EN EDICIÓN||

Cartas (Primera Parte)

*Este capítulo será diferente a los demás, el punto de vista será desde otra perspectiva*

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Briseida se estremeció al ver a Eric en el suelo. Entró en pánico y se agachó abrazándolo, de sus labios rojos solo salían dos palabras "estarás bien". Humane, por su parte, al escuchar como se acercaban pasos le dio en la cabeza con la culata de la pistola dejándola inconsciente, la cargó como un saco de patatas y la sacó del castillo.

Aaron entró a la habitación alarmado, estaba cerca de allí cuando escuchó un disparo. Al pasar por el dormitorio de su hermano escuchaba alguien jadear y la puerta estaba abierta; sin pensarlo mucho entró para ver a su hermano desangrándose balbuceando cosas ininteligible. Corriendo cogió el teléfono que colgaba al lado de la puerta para marcar el teléfono de la cocina e hizo llamar a la doctora de palacio.

-Briseida- pudo decir Eric al fin.

Aaron se acercó a él rápidamente.

-Hermano la doctora viene ya, pronto estarás bien.

-Se ha llevado a Briseida- dijo levemente. Su voz a penas era un leve susurro pero lo suficiente para que su mellizo pudiera escucharlo.

-¿Quién?

-Padre.

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Lejos de palacio se encontraba Humane con su banda de traidores, estaban preparado rápidamente el avión privado para salir de aquella odiosa isla. Si no podía ser de él, no sería de nadie pensaba el rey emérito.

-Espero que esté bien muerto- rió.

Briseida seguía inconsciente, el golpe fue tan fuerte que de su cabeza emanaba un pequeño hilo de sangre.

- Que linda chica-dijo uno de los rebeldes relamiéndose los labios.

-No la tocará nadie hasta que el bebé nazca. Entonces se lo daremos a la peor familia del país más pobre.

-Y cuando nazca, ¿que pasará con ella?- le preguntó otro de sus secuaces.

-Eso, mis queridos amigos-rió Humane- quedará en vuestras manos.

Todos se relamían mirando aquella muchacha, esperaban ansiosos que pasaran estos meses rápidos pues en aquella isla privada a la que se dirigían no habían muchas mujeres, por no decir ninguna. Cada uno imaginaban cosas que jamás una persona debería pensar.

-Bienvenida a tu particular infierno- le susurró un morocho al oído.

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Habían pasado varias semanas y no habían tenido noticia alguna de Humane o Briseida. Eric perdió mucha sangre pero gracias a que su hermano estaba cerca pudo salvarse milagrosamente. Unos minutos más tarde y no lo hubiera contado.

Descubrieron que en la Guardia Real había infiltrados por lo que tuvieron que llamar al ejército, del cual el rey era el jefe. Eric debía guardar el máximo reposo posible, pero, no tener noticias de su princesa y su bebé lo mataban. Era una muerte agoniosa y dolorosa.

Los padres de Briseida habían estado allí pero al saber español solamente Eric, Eider y Marc (que ellos lo conocían como Miguel por las vacaciones de hace años) decidieron irse para no entorpecer la investigación a cambio de que los mantuvieran constantemente informados. Y así se hizo.

La pequeña chica sollozaba, no sabía cuanto tiempo llevaba encerrada y llevaba sin ver la luz del sol desde el día de la coronación. Su barriga comenzaba a crecer y cuando pasaban algunos días llevaban a verla a un hombre que era un supuesto médico. Por ahora todo iba bien pero estaba entrando en riesgo, a penas comía, no se movía, no hacía nada. Prácticamente se movía de la cama a una silla y viceversa.