Todo iba bien en la vida de Briseida, pasaría tres meses de verano en Madrid con su mejor amiga pero, al parecer, la suerte no estaba de su parte ya que no duró allí ni dos días.
El chico que conoció en la estación, que además era un príncipe de ve...
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Después de esas dos palabras con tanto significado corté la señal para que Eric no pudiera contestar. Si tenía algo que decirme sería en persona.
Sentía los vellos a flor de piel, detrás de esa puerta estaba la pequeña de Eric, mi hija. Briana. No estaba preparada mentalmente para este momento, de hecho lo estaba evitando lo máximo posible. Alargando el tiempo. No podría decir todo el tiempo que pasé mentalizandome, miré al reloj metálico que había colgado encima d ela puerta y marcaba las seis de la tarde.
Con dudosa decisión, me plante de pie delante de la puerta que me separaba de Eider y la niña. Más minutos ahí, sin hacer nada. Sin saber qué debía hacer.
Yo no soy buena. En absoluto. Y dudo, de verdad, que pudiera ser una buena madre para la niña. A penas estoy recordando quien soy y que estoy enamorada de su padre, y eso que no recuerdo a ciencia cierta todos los momentos pasados con Eric. Lo único que se es que nos hicieron desdichados porque nunca nos dejaron ser felices. No pasamos ni un minuto los dos junto a nuestra pequeña.
Dubitativamente lleve mi mano al pomo de la puerta. Me temblaba. ¿Y si no la recordaba? Pero, no podía alargar más este momento y abrí la puerta.
Sorprendentemente ahí no había nadie. Había un pequeño salón sin ventanas, ya que estábamos debajo de la tierra, era de color blanco y la lámpara encendida hacía que pareciera una habitación luminosa, al parecer todas las habitaciones eran del mismo color. Este consistía en dos sofares alargados y una mesa en medio, en frente habían unas estanterías con libros de todo tipo - supongo que para hacernos más amena la estancia, y era algo que agradecía - y en un hueco de la pared una televisión. Me dí cuentas de que había varios pendrives en la mesa donde habría todo tipo de películas y series.
Había un pequeño pasillo y me adentré, la primera puerta era una cocina improvisada. Una pequeña vitro, horno, microondas... Al menos contábamos con ventilación por si esto se llevaba de humo. Estaba equipada de todas las necesidades básicas así que mire la nevera,estaba repleta de comida. Había una despensa donde había dos neveras más cargadas de alimentos y comida envasada, fruta y demás.
Salí y la siguiente puerta era un pequeño dormitorio con una pequeña cama, donde estaba sentada Eider. Contaba de un armario de madera que me di cuenta de que estaba lleno de ropa y una pequeña mesita de noche donde había una foto de Marc y ella enseñando un anillo.
-Siento haberme perdido este momento.
-No es tu culpa. No lo hiciste aposta, Briana está dormida. Su habitación es la del final del pasillo. Ha llegado el momento pero antes, tengo que darte una cosa.
De su espalda saco un sobre marrón tamaño folio en el que ponía mi nombre.
-Había una carta para mi al lado de este sobre, era de Eric. Ponía que antes de que vieras a Briana te gustaría leerlas.
