Anulado

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Habían pasado varias semanas desde lo acontecido entre Arsuh y su futuro bebé. Eric y yo a penas habíamos mediado palabra alguna. Desde que le metieron en todo este lío lo único que ha hecho ha sido labores como príncipe. Cuando estaba en el castillo se pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su habitación o dando paseos por el bosque con su caballo. Me había estado evitando y, aunque no quiera admitirlo, me causaba una pena enorme.

Sabía también, gracias a Elisa, que él y Aaron no se hablaban. Pronto iban a iniciar un tipo de campeonato para ver cual de los dos es el heredero directo al trono y cual no. Eso hacía que la tensión entre los hermanos aumentara.

Yo me sentía engañada por Aaron, me hizo pensar que era buena persona y llegar a creer que era mejor que Eric. Durante estas semanas me había quedado claro dos cosas. La primera es que Eric se deja llevar por los impulsos, me lo demostró al obligarme a casarme con él para poder cancelar el compromiso entre el y Pelin; y la segunda es que Aaron es una persona que sabe claro lo que quiere y es capaz de hacer daño si por ello puede conseguirlo.

Dos hermanos que, antes de que se cayera el velo de las mentiras de este gran palacio, no había quien los separase.

De repente se abrió la puerta mostrándome a una reina con la cara seria y bastante preocupada.

- Briseida tengo malas noticias.

- Dudo que haya peores noticias después de lo vivido estas últimas semanas - dije sin mostrar mucho interés.

- Deberías preocuparte.

- Si, deberíamos - dijo Eric entrando por la puerta.

- ¿Qué está pasando? ¿por qué vienes ahora después de unas semanas en las que no eras capaz de mirarme ni a la cara?

- Porque el rey está tramitando los papeles para vuestra anulación de matrimonio y si no se pudiera os obligará a divorciaros - suspiró Elisa.

- Y si yo me porté mal contigo al meterte en todo este lío, no quieras ver a mi padre - finalizó Eric.

Me quedé en shock. No sabía que contestar. Sabía que esto tarde o temprano acabaría pasando. Yo no soy nadie y él...

- ¿Puedes dejarnos a solas madre? - dijo Eric.

- Sí, pero antes quiero que penséis en una propuesta. Esta noche, tu padre me había citado en una gala que hace un empresario importante de la isla. Obviamente él no irá y lo único que quería era deshacerse de mi por unas horas para estar con su amante.

- Eso no lo sabes - dijo Eric.

- Cariño, el palacio es grande y llevo con tu padre demasiados años como para saber lo que quiere -sonrió- aunque yo también tengo mis secretos - me miró y me guiñó un ojo- lo que quería decir, antes de que me vuelvas a interrumpir, es que no voy a ir. Vais a ir vosotros y os vais a mostrar cariñosos, una pareja de enamorados, que en realidad es lo que sois. Necios, pues estas desaprovechando el tiempo que os queda juntos por intentar un amor que tenéis. Dicho esto, me retiro. Ya sabéis lo que tenéis que hacer. Lo dejo en vuestras manos.

Una vez que se fue la reina, no tenía muchas ganas de estar con Eric, me llevaba evitando mucho tiempo y por más que lo entendiera, me había dolido ese distanciamiento. Además, su madre llevaba razón. Al menos, por mi parte.

- Tengo que contarte varias cosas. También tengo varias malas noticias que darte. ¿Por dónde prefieres que empiece? Aunque visto los planes que tenemos hoy y lo tarde que es deberíamos darnos prisa.

El Sexy Príncipe De La Estación ||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora