Soy un bicho raro

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Lo que acababa de pasar con Eric me dejó exhausta. Podría decir claramente que acababa de echar el mejor polvo de toda mi vida, pero ni si quiera sabia si debía denominarlo como "polvo". Durante el tiempo que estuvo conmigo, lo hizo de la manera más dulce que podía haberme imaginado y en comparación con los hechos de hace unos días me había dejado ver a una persona totalmente distinta.

Lo que me hacia dudar, el chico que está ahora mismo mirándome al otro lado de mi cama... ¿Quién era en realidad? La persona que me había amenazado, pegado y obligado a casarme con el o el chico más dulce, tímido y pasional que he conocido jamás. Debería averiguarlo.

He de decir, que, aunque no quiera admitir que me gusta estar con Eric (por más que odie la situación), entre Aaron y yo también hubo química.

- ¿En qué piensas? -Dijo Eric interrumpiendo mis pensamientos.

- No se nada de mi amiga Eider, debe de estar preocupada. Probablemente no se diera cuenta de que había desaparecido hasta que termino el polvo con tu amigo y vio que no había llegado al apartamento -reí.

- Princesa, no pienses ahora mismo en nadie que no seas tú. Quiero que vivas totalmente como una verdadera princesa. Voy a proponer algo esta noche. No sé si te gustara o no, pero creo que al menos te lo debo.

- ¿Qué estas tramando?

- Desde que te he conocido, básicamente los dos días que llevamos, solo te he hecho sufrir por mis idas y venidas y mis problemas. Creo que va siendo hora de que nos conozcamos de verdad y dejes de sufrir por mi culpa, estos días deben de haber sido una verdadera tortura para ti Briseida.

- No voy a negarte que no ha sido nada fácil estar contigo, me has hecho mucho daño. -hice una pausa- me amenazaste Eric, con lo más preciado de una persona, su familia. Eso no se puede olvidar fácilmente.

-Lo se princesa, y no debí hacerlo. De hecho, nunca amenace a nadie de tal forma... Yo solo...- se quedó en silencio.

Me quede mirándolo seria, se estaba desahogando conmigo y en parte lo entiendo. Casarte con la hermana del amor de tu vida obligado no debe de ser nada fácil.

-No voy a decir te entiendo, pues nunca he pasado por algo así. - le hice un ademan con la mano para que me dejara continuar. - Pero sí que puedo llegar a comprender porque lo has hecho y lo que has debido sufrir. Solo te pido que no hagas que me enamore de ti para cuando esta farsa termine te vayas con Arsuh.

-Te vas a enamorar de mi si es que no lo has hecho ya- touché, pensé- pero no te vas a arrepentir. Te voy a hacer la mujer mas feliz del mundo entero, ¡qué digo! Del universo y voy a llevarte a ver las estrellas... ¡Ven aquí princesa!

Y dichas estas palabras se colocó encima de mi haciéndome cosquillas.

Podría decir que deseo que tenga razón y que no me ilusione para, después, se vaya con Arsuh.

Estábamos en las nubes, era un momento íntimo en el que lo estábamos pasando bien. Esto conociendo de verdad al Eric del que todos hablaban, y espero verlo así toda mi estancia aquí.

-Oh dios mío, señor, siento interrumpir. - Dijo una voz femenina entrando por la puerta.

-Chris estás interrumpiendo, ¿no lo ves? - dijo este frio.

Me incorpore como pude tapándome con la manta ya que estaba desnuda y puse una de mis manos en la suya, le di un leve apretón para que se tranquilizara ya que no quería volverlo a ver enfadado y parece que sirvió ya que giro su preciosa cara hacia mi y depositó un beso en mi mejilla.

Pude observar quien era la chica, la misma que me había mirado mal y dejado caerme al suelo en mi ataque de ansiedad.

- ¿Sabes que me dio un ataque de ansiedad y no hiciste nada, ¿verdad? - Dije ante la atenta mirada de mi príncipe y de la chica, que al parecer sería mi sirvienta. - Al menos no fue grave, pero la próxima vez intenta ayudar- dije seria. - ¿A qué vienes?

El Sexy Príncipe De La Estación ||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora