Capítulo 20: Escéptica

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Ya habían pasado dos meses, la última  vez que vi a Gaara fue cuando regresó a la vida. Sabía que Chiyo podría lograrlo. Se me escapó una lagrima mientras observaba a la distancia como Gaara abría los ojos rodeado de afecto. Era real, tenía quien se preocupara por el, yo ya no era necesaria.

Me encontraba en una misión con Deidara buscando a un fabricante de armas. Mis misiones en akatsuki no eran nada interesantes, la naranja podrida aún no confiaba en mi por ende me otorgaba musiones de niñera. Se hizo de noche antes de que llegáramos a nuestro destino y buscamos refugio en una cueva cerca de unas montañas para pasar la noche.

-si tienes frío ____ Chan puedes acurrucarte a mi lado - Deidara me observó con ojos pícaros.

-lo tendre en cuenta - respondi mientras salía de la cueva para explorar el terreno.
Camine por varios kilómetros sin encontrar un alma, la aldea más cercana estaba a un día de viaje, eso me daba tranquilidad sabía que nadie andaría tras nosotros. Me senté en el suelo y comencé a arrancar unas hierbas del suelo.

Flashback.

-te traeré de nuevo a Konoha ____ Chan aunque tenga que arrastrarte - Naruto gritó enfurecido al verme sobre el ave de arcilla de Deidara.

-esfuérzate en mantenerte con vida - respondí con orgullo.

Fin del flashback.

Los equipos de rescate que mandaban ambas aldeas a menudo eran un problema. Sentía pena cada vez que mis manos se manchaban con la sangre de los que antes fueron mis colegas. El aire se sentía liviano, fresco y tranquilo. Cerre los ojos tratando de llenarme de paz y ser una con el viento que rozaba mi cuerpo.

-te traeré de nuevo lo juro por todo el amor que te tengo - una voz muy conocida se hizo presente.
Me gire con prisa pero no vi nada, ni nadie, tampoco se sentía ningún chakra cerca. Sonreí de lado al pensar que enloqucia escuchando la voz de Gaara en el viento.

-¿me amaras aún? - pregunté a las estrellas mientras volvía a mi escondite.

Deidara iba a encargarse de la primera guardia mientras yo descansaba un poco, no me sentía particularmente cansada pero si fingía estar dormida era una excelente excusa para tener algo de silencio.

Al abrir los ojos me encontraba en el campo de entrenamiento que frecuentaba en mi niñez. Me frote los ojos ante la incredulidad de lo que veía.
Era de noche aún y empezaba a ponerse frío, las gruesas nubes del cielo indicaban que pronto caería una tormenta. Intenté buscar refugio pero mis piernas no me respondían, me estaba hundiendo en la arena. Luche con desesperación pero no conseguía más que hundirme. Unos rayos impactaron en el suelo, haciendo retumbar mi cuerpo, se sentía muy cerca. Me estremeci con un escalofrío  comencé a sudar del temor, los rayos golpeaban el suelo con mayor fuerza.
Mi cuerpo estaba inmovilizado, la arena me habia tragado hasta el cuello. Mire al cielo y cerré los ojos esperando el golpe final.

-lo logre - unos ojos amarillos me miraban. Los rayos habían cesado pero la oscuridad era casi absoluta.

-Quien er...

No termine de articular la frase cuando sentí que mi cuerpo se elevaba del suelo, la luna apareció de repente mostrándome a mi Salvador.

-Gaara - murmure con una sonrisa.

-siempre vendré por ti. Te protegeré incluso en sueños - me sonrió con ternura.

Desperté con la mano de Deidara en mi frente.

-¿tienes fiebre? - murmuró.

-estoy bien - aleje su mano de mi rostro y me recogi el pelo en una coleta alta.

-si tan solo dejaras de rechazarme dejaría mi búsqueda por el arte y me dedicaría a apreciarte cada segundo de mi vida - Deidara me miró fijamente a los ojos y se acercó lentamente a mi. Lo observe sin moverme, sus labios estaban cada vez más cerca de los míos, oí su respiración acelerada. Examine el tinte rosado que habían adquirido sus mejillas en tan sólo un segundo.
Estaba inmóvil como en mi sueño, esperanado el impacto.
Sus labios se separaron ligeramente y con sutileza coloco su boca sobre la mía, casi como pidiendome permiso. Al ver que no lo rechace me tomó del cuello con suavidad y me atrajo más hacia él.
Cerré los ojos para apreciar cada sensación. Sus labios eran cálidos, pero demandantes, se apresuraba a recorrer toda mi boca. Cuando introdujo su lengua se sentía raro. No me sentía volar, ni me disgustaba. Simplemente me sentía incompleta.
Deidara se apartó de mi.

-hmp... - sonrio de lado y salió de la cueva.

Me quedé pasmada, mi mirada se quedó en un punto fijo. Recordé las emociones que recorrieron mi cuerpo cuando bese a Gaara. No hizo falta pensar mucho para que me diera cuenta de que aunque intentará seguir adelante, mi corazón era suyo y por más de que mis labios provaran millones de besos ninguno sentiria como el, jamás nadie sería el, entonces nada me haría feliz. Solo quería estar a su lado.

Orgullo [Gaara Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora