27. El hueco

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Narra Flavio

Estaba bastante mal y decepcionado conmigo mismo por haber hecho eso, en que momento se me pasó por la cabeza.

Esa misma mañana estábamos genial, muy bien, pero por mi culpa ya no, simplemente por ser tonto.

Me pasé el resto del día encerrado en mi habitación sin hacer nada, bueno en realidad si estaba haciendo algo, estaba llorando, si llorando, y eso que es difícil que yo llore, pero la situación me pedía que lo hiciera.

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Narra Samantha

Nada más llegué a mi casa lo bloqueé en todos los lados, no quería saber nada de él, ya no me importaba nada al respecto.

Mi intención era pasar el resto del día en mi casa, no tenía ganas de hacer nada, pero tenía que ir a ensayar con mi grupo.

Por lo que me maquille un poco, para disimular que llevaba un rato llorando y no me preguntaran y fui en busca de los demás.

- Hola Samantiti - me saludó Maialen

- Hola Mai

- ¿Qué tal estás?

- Bueno, podría estar mejor, pero bien

- Tranqui Titi, ven vamos, los demás están ya dentro

Ensayamos tranquilamente el resto de la tarde, esto hizo que me despejara un poco, pero no podía quitarme de la cabeza a Flavio, no podía, era muy difícil.

Hubo un momento en el ensayo en el que estuve en mi mundo y no presté mucha atención, pero no le dieron mucha importancia.

- Bueno, ya hemos terminado - dijo Bruno

- Si, ya estaría - dijo Rafa

- Una cosa chicos - dijo Nia - me acaban de confirmar que en quince días tenemos concierto en Madrid

- Que guay - dije

Tras el ensayo con mi grupo volví a mi casa.

No sabía como podía quitármelo de la cabeza, la única forma que se me ocurrió fue componiendo, así que cogí la guitarra y me puse a ello.

En el fondo lo seguía queriendo, tenía un hueco en mi corazón y no podía hacer nada al respecto, una frase.

Y realmente tenía razón, pero nunca va a estar y no sé si podré aceptarlo.

- Y tienes el hueco, y tienes la cama, y siempre razón, y yo la manera, de no poder aceptar, que tu jamás vas a estar - canté

En ese momento me empecé a sentir mal, ya sabía lo iba a pasar, tenía que avisar o a mi hermana o a Flavio.

Mi hermana estaba descartadísimo, ya estaba recuperada y estaba trabajando, la única opción que me quedaba era Flavio.

Lo llamé, un tono, dos tonos, tres tonos... Nada, que no me contestara me hizo ponerme más nerviosa, lo volví a intentar, un tono, dos tonos, tres tonos...

No me lo cogía, y no quería estar sola por si me pasaba algo, así que llamé a Marina y llegó muy rápido.

- ¡Samantha!, ¿estas bien? - me preguntó nada más entrar por la puerta, yo negué con la cabeza varias veces

- No... - me desmayé

- SAAM - gritó Marina, eso fue lo último que oí hasta horas más tarde

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Hola,
Aquí tenéis el capítulo de hoy.

Mañana más.

Mi Mejor Casualidad - Flamantha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora