45. Eres muy pesada

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Narra Flavio

La escasa luz que entraba a través de la persiana hizo que me despertara.

Samantha dormía plácidamente al otro lado de la cama abrazada a mi, me puse las gafas con cuidado y miré el reloj.

Eran las once de la mañana, me separé de la rubia lentamente para no despertarla y me vestí.

Tranquilamente salí de la habitación intentando hacer el mínimo ruido posible, no sin antes darle un pequeño beso en la frente.

Nada más salir me encontré a mi hermana.

- Buenos días - me dijo - lo pasaste bien por la noche eh

- Cállate, habla bajo, Sam está durmiendo, vamos a la cocina

- No cambies el tema, es obvio que si, se os oía en toda la casa

- Yo no he negado nada, ven, vamos a la cocina, la vas a despertar - dije tirando de ella

- Bueno, ya estamos en la cocina - dijo preparándose un café - cuéntame todo

- Ay, ya empezamos, déjame tranquilo

- Bueno, ya se lo preguntaré luego a ella

- Ni se te ocurra

- ¿Por? - preguntó sirviéndoselo en una taza

- ¿Enserio?, me estás preguntando eso - dije indignado, ella asintió - puf, mira, no te lo voy a explicar más veces, te callas y listo, no quiero más preguntas

- No entiendo el por qué - se sentó en el sofá

- Tu nunca entiendes nada

En ese momento apareció Samantha bajando las escaleras.

- Ya sabes, callada - le dije bajo a mi hermana

La rubia llevaba el pijama que ayer le había dejado mi hermana.

- Buenos días preciosa - dije acercándome a ella y dándole un abrazo - vaya cara de sueño que tienes

- Normal, si es que no la dejaste dormir - dijo mi hermana mientras veía la tele - no sé que te sorprende - miré a Beatriz - ¿Qué?, es verdad

- Ni caso - le dije a Samantha - ¿Que quieres desayunar?

- Un café me vale, per...

- Descafeinado, ya lo sé - ella sonrió - siéntate ahora te lo preparo

- No hace falta, lo hago yo, no te preocupes

- Vale - al terminar la frase le di un beso en los labios

Cada uno preparó su desayuno y nos sentamos uno enfrente del otro para comerlo.

- ¿A qué hora era el cine? - me preguntó la rubia

- A las cuatro, tendremos que salir a las tres porque está lejos

- Vale

- ¿os vais? , que guay, al fin me quedo sola en casa - dijo Beatriz mientras bebía un poco de café - Por ti no Samantha, por este otro que es más pesado, no sé como lo aguantas - rodé los ojos, Samantha me miró y se río

Terminamos de desayunar y me puse a fregar las tazas que utilizamos.

- Para, déjame a mi - dijo Samantha mientras me quitaba una taza

- Tranquila, me da igual - puse mi mano en la taza

- No da igual, la he usado yo pues yo la limpio - tiró de la taza hacia ella pero no consiguió nada

Tras unos segundos tirando de la taza consiguió quitármela, al hacerlo se le resbaló de la mano, se cayó al suelo y se rompió.

- Lo siento, no quería romperla, de verdad

- No pasa nada, es una taza, nada más

- Pero esto que es, a mi se me cae una taza, se me rompe y me riñes, pero a ella le dices que da igual, esto que es - dijo Beatriz indignada

- Si no vas a decir nada coherente callate - le dije a Beatriz mientras iba a por una escoba y un recogedor

- Bueno eh, perdona

- Déjame limpiarlo - me dijo Samantha

- Toma

- Gracias - me dió un beso en los labios

- Iros a un hotel - dijo Beatriz

- Oye ya - le dije - pesada

- Fla, no le hagas caso, pasa de ella - me dijo Samantha terminado de barrer los restos de la taza

- Eso Flavio, hazle caso - dijo Beatriz aún viendo la televisión

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Hola,
Espero que os esté gustando

Mañana más

Mi Mejor Casualidad - Flamantha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora