Cuatro

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Los tres amigos notaron como Jimin tenía la mirada clavada en cierto chico del otro lado del pasillo, sonreía en todo su esplendor y Yoongi, sorprendentemente, le regresaba esa sonrisa de la misma manera.

—Estoy alucinando o ¿tu y Yoongi se están coqueteando a la distancia?— inquirió Jin observando las miradas que ambos se echaban.

Jimin negó sorprendido por tal pregunta que su amigo había hecho.

—¡Claro que no!— exclamó horrorizado—. Solo le sonreí porque me volteo a ver.

—¿No sé supone que él te odiaba?— comentó riendo está vez Taehyung. Ni si quiera a él que era su mejor amigo le había comentado lo que pasó el día anterior.

—Estuvo conmigo en castigo ayer, hablámos y arreglamos unas cosas.

No sabía porque, pero algo dentro de él lo obligó a no dar detalles, no decir que habían estado riendo, que se habían caído bien, y tampoco dijo que lo había llevado en su moto al trabajo para que no llegara tarde. Fue como si quisiera quedarse con eso solo para él.

—Pues que bueno que estén bien. Debemos ir a clases chicos— les informo Jungkook. Era cierto, en ese momento habían dado las 8:00pm y todos iban camino a sus salones.

El grupo de amigos se separó para ir cada uno a sus aulas, mientras que como siempre Jimin y Tae se iban juntos. Jimin quiso ver si podía chocarse con Yoongi, pero cuando paso por dónde él estaba, ya se había ido.

Ahí se dio cuenta que no sabía que estudiaba Yoongi, ni tampoco en que parte de todo el colegio estaba, por lo tanto si tenía oportunidad de verlo de nuevo sería hasta la salida.









Min Yoongi estaba en la cafetería de la escuela comiendo un sándwich junto su hermano. Hoseok se había ofrecido como buena persona que era a ayudar a un profesor con un trabajo, así que ese día almorzaban juntos solo ellos. La hora del descanso era sin duda la que más le encantaba.

—¿De qué te hizo el sándwich mamá a ti?— observó con pesar su mano dónde sostenía el alimento.

—De queso. ¿Y a ti?

Si había algo que la señora Min había hecho desde siempre que ellos estaban chicos, era hacerles el almuerzo para la escuela. Y hacia cosas muy sencillas, pero que agradecían pues en las mañanas a ellos no les daban ganas de hacer nada más que levantarse y vestirse.

—Jamón— contestó con desgano—. ¿Cambio?

Namjoon tomó su sándwich y se lo pasó a su hermano, tomó al mismo tiempo el suyo intercambiándolo. Era algo que solían hacer cuando no les gustaba del todo lo que llevaban.

—¿Entonces si lo vas a hacer?— habló mordiendo su sándwich y viendo a su hermano fijamente.

—¿Lo de Jimin?— Él asintió—. Aún no lo sé, pero parece una buena opción. No sé si él vaya a querer, podría convencerlo, ya sabes, se ve como esas personas que no pueden decir un “no” a nadie, mas si le insistes.

—Deberías hacerlo, son vecinos desde hace mucho. Es decir, somos— corrigió, recordando que el también vivía en esa casa—. No se conocen en realidad pero podrían hacerlo y volverse amigos. Solo sería un favor, sabes que mientras más tardes en llevar a un novio a casa más tardaran en aceptar tu homosexualidad nuestros padres.

—¡Pero es ridículo!— exclamó enojado—.  Ellos deberían de aceptarlo solo por el hecho de ser su hijo, ¿por qué debo llevar a alguien a casa?

—Por que quieren estar seguros que de verdad te gustan los chicos y no es solo una etapa, supongo que así perderían toda esperanza en que lleves a una chica a casa. Solo llévalo, a Jimin o quién quieras y asunto arreglado.

Esto, es tan cliché (Y.M)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora