Capítulo 4: Cuánto tiempo...

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Así fue como pasaron tres años. Aquellos niños ya no eran niños; ya tenían 17-18 años, habían cambiado mucho, sobre todo Yaoyorozu, su forma de ser no era la misma, aquella sonrisa que emanaba la más pura felicidad, había cambiado. Trató de aprovechar su vida, seguía yendo a las clases de patinaje. Uno de sus amigos se había animado a patinar también: Midoriya, volviéndose su compañero de patinaje, para poder participar en varios torneos juveniles, los cuales terminaban en desastre, eran muy buenos, pero había algo extraño entre ellos, como si algo faltara, principalmente en ella. 

Seguía siendo amable, generosa. Su belleza había destacado a la chica en todo ese tiempo, pero pasaba desapercibida entre sus amigos y compañeros, gracias a otra cosa. Digamos que era un pequeño blanco de burlas, por una cosa en particular. 

Por otra parte, teníamos a Todoroki al otro lado del mundo. Se había vuelto un muchacho ejemplar, con altas expectativas por parte de su padre, siendo forzado a hacer todo tipo de actividades como: boxeo, básquet, fútbol, etc. Todo para hacer de él un "gran hombre". El chico ni tiempo para respirar tenía. Su amigable forma de ser, se transformó a una neutral y seria, normalmente se veía solitario. Si sonreía, era porque algún evento catastrófico iba a suceder. 

Fue obligado a "olvidar" su vida allá en Japón. Había perdido el contacto con sus amigos, debido al cambio del número de celular, el horario y diferentes cosas. No había encontrado personas como ellos, no había encontrado personas como Yaoyorozu. 

En resumen sus vidas se habían vuelto totalmente aburridas.

Hasta ahora...

— Alumnos, tomen asiento por favor.— Dijo el Director Nezu que había entrado de imprevisto al aula.— Primero que nada, quiero desearles un feliz primer día de clases, de su último año en la preparatoria.— Amigable.— Y segundo, que tienen un nuevo compañero, más bien un reingresante... pasa por favor.— Al decir eso, la puerta del salón se abrió y los alumnos pusieron cara de asombro como si hubieran visto al mismísimo Jesús. 

— Hola.— Exclamó un familiar chico con cabello bicolor y ojos heterocromáticos. 

— ¡Bro, amigo cuanto tiempo!.— Gritó Kirishima. Los demás chicos estaban asombrados y felices celebrando. Se acercó a ellos para darles los cinco. 

No puedo creer que regresó.— Dijo una azabache.— ¿Se acordará de mi?.— Literalmente el joven pasó a su lado, ella levantó su mano con intensión de saludar y pasó de largo ignorándola de pies a cabeza, estaba totalmente segura de que la había visto.— ¡Argh, SIGUES SIENDO EL MISMO, TODOROKI SHOTO!.—  Golpeando la mesa, probablemente estaba hirviendo en cólera.  

— Yaomomo... ¿Estás bien?.— Preguntó la pelirosada que está detrás de ella.— ¡Ay! me quemé.— Advirtió a sus amigas. Había tocado su hombro. (N/A: Ba dum tss).

El día trascurrió de manera "normal" por así decirlo hasta la hora del almuerzo. Era una buena hora para celebrar el regreso de su amigo, de que su grupo estaba completo otra vez. Un amigable y tranquilo momento... claro, muy tranquilo...

La tensión prácticamente había invadido toda la mesa de Yaoyorozu y Todoroki. Ella estaba en un extremo y él en el otro. Nadie se atrevía a romper el silencio, hasta a Bakugo, que era un gritón de primera, tenía miedo de hablar. Estos dos solo se miraban, como si en cualquier momento vaya a empezar una batalla. 

— ¿Y... vieron el partido del otro d...?.— Añadió nervioso Kaminari, que estaba al lado de Yaoyorozu, pero fue interrumpido por el bicolor.  

— Dime Yaoyorozu... ¿Qué tal todo?.— Tomó un sorbo de su cajita de jugo. 

— Oh, genial.— Sin apartar su vista.— ¿Tan miope eres que recién notas mi presencia?.— Burlona. 

¿Tomas mi mano?|| ❤Todomomo❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora