Capítulo 10: Demonios ¿Qué he hecho?

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Midoriya se quedó esa noche en el hospital. Sus amigos no pudieron quedarse más tiempo así que se fueron para su casa. Todoroki se fue solo por un lado, y los demás por otro. 

Se iban despidiendo poco a poco y quedó Yaoyorozu caminando sola de camino a su casa. 

Estaba pensativa, triste; habían sido demasiadas emociones en esos dos días. 

¿Ahora que iba a hacer? Seguramente el mundo ya le mandaba señales de que abandonara ese sueño y se dedicara a otra cosa. 

— Supongo que mi futuro está en estudiar derecho y graduarme en la Escuela de Diplomáticos para hablar con gente aburrida.— Soltó un quejido y se tiró a la cama.— Genial.— Celebró sin entusiasmo. 

Ahora qué cara iba a tener, para afrontar toda la burla de sus patinadores rivales que le iba a llegar gracias a los rumores en la escuela.

Así llegó el lunes, el mejor día de todos...
dijo nadie nunca. 

Momo se levantó con desgano y pesadez, con el cabello bien enredado y una pizca malhumor. 

Se fue a darse una ducha, lo cual ya mejoró su aspecto y humor. Vistió una blusa blanca, poniéndose encima un suéter negro y una falta oscura encima de la rodilla, tipo escocés de cuadros verdes, con unas zapatillas converse negras. Y claro no podía faltar su típica cola de caballo. 

Bajó a desayunar, se despidió de su familia y emprendió viaje a la escuela. Se puso los audífonos y la música en modo aleatorio hizo su magia. 

Cuando llegó habían unas cuantas personas en la puerta de entrada de la preparatoria. Trató de pasar desapercibida, pero sentía raro el ambiente a medida en que llegaba al salón. 

¿Otra vez murmuraban? ¿De qué hablaban? Ya la estaban mirando mucho y su desesperación por llegar rápido al aula incrementaba. No era cosa suya, en verdad estaban hablando de ella.

Ah... el mundo de los adolescentes, un mundo de luz y oscuridad para todo el que pasa por él. 

Al fin llegué.— Soltó un suspiro aliviada. 

— Permiso....— Dijo alguien. 

— ¿Eh?— Asustada por no haber notado la presencia de esa persona.— ¿¡Todoroki-San!?— 

— ¿Me dejarías pasar?— Preguntó. 

— Ah, claro claro.— Un poco nerviosa se apartó de la puerta. 

— Gracias...— Dijo tranquilamente.— Di algo, idiota ¿Qué tal?— Preguntó yendo para su sitio. 

— ¿Qué tal qué?— Confundida. 

— ¿Qué tal...? ¿Cómo estás? tonta....— Resopló en lo último. Aún le faltaba arreglar mucho su sensibilidad. 

— Normal supongo.— También algo indiferente y volteando los ojos, pero con tono suave de voz y algo extrañada por esa pregunta, no solía hacérselas. 

— Ah... vale.— Llegó a sentarse en su mesa y la volvió a mirar.— Tu conjunto de ropa te queda bien.— Soltó un cumplido. 

Momo por su parte se quedó bastante sorprendida y un poco roja. 

— Ahm... ¿Perdiste una apuesta?— Más confundida. 

— No, solo quería decírtelo, por si nadie te lo había dicho.— Admitió. 

¿Tomas mi mano?|| ❤Todomomo❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora