Capítulo 18

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Cariño, no busques amor en unos ojos que ni siquiera te miran.
-Diario de una fea suicida.

-Diario de una fea suicida

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FlashBack.

Diciembre 18 de 2017

—¿Vamos? —pregunta Gideón. Ya el evento terminó y apenas son las 21:18 hrs. Le dije a james que le avisaría al finalizar el evento y también le prometí a Gideón ir con él al final. ¿Qué hago? ¿De verdad quiero seguir engañando a Sebastián?—. ¿Qué sucede, Caramelo? —Intenta acariciar mi rostro y me hago a un lado—. ¿Te arrepentiste? —insiste. Tomo aire.

—Debo ir a casa. Le aseguré al chófer que le avisaría al terminar, sino lo hago le dirá a Sebastián —explico. Gideón asiente.

—Entiendo. ¿Puedo verte mañana, entonces? —Asiento sin pensar—. Te acompañaré mientras vienen por ti. —No es una pregunta. Vuelvo a asentir, no creo que sirva de algo negarme. Le envío un mensaje a James para que venga por mí, asegura que en unos diez minutos estará aquí, le informo eso a Gideón—. Tenemos tiempo, entonces —asegura. Lo miro sin entender—. Ven. —Me toma de la mano y me conduce al mismo estacionamiento de anoche, la piel se me eriza por el recuerdo—. Entra —ordena abriendo la puerta de su auto.

—No tendremos sexo acá —aclaro. Gideón me mira con una sonrisa burlona.

—No te traje para tener sexo, pero si eso quieres —murmura seductor. Ruedo los ojos y subo al auto. Cierra la puerta, rodea el coche y entra también en la parte trasera—. Desnudate. —Abro los ojos entre asombrada y ya excitada.

—Dijiste que no vinimos por sexo —reclamo. Gideón ríe contento.

—Quiero darte un masaje y si me dejas fotografiarte. —Alzo una ceja.

—¿Qué planeas hacer con las fotos? —pregunto dudosa.

—Venderlas, por supuesto —responde sin dudar. Abro los ojos sorprendida. Si piensa hacerlo, no creí que fuera a admitirlo.

—Entonces no, gracias. —Gideón ríe de nuevo.

—Entonces solo el masaje —propone.

—No quiero un masaje —miento, siempre quiero un masaje.

—¿Qué quieres? Ya solo nos quedan siete minutos antes de que vengan por tí y nos demoramos unos dos en llegar de nuevo al frente, así que te pregunto nuevamente: ¿Qué quieres hacer? —¡Joder, ¿Por qué hasta eso me prende?! Saboreo mis labios y él no se pierde movimiento alguno.

—Quiero no irme con James y que vuelvas a hacerme lo de anoche. —Adiós pudor, hola perra malagradecida. Gideón sonríe de lado.

—Escríbele —resuelve. Niego con la cabeza.

Pasiones Infieles. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora