||Esta Enfermedad Llamada||: "Zulema Zahir" ZURENA

|2|

Antes de que todo se descontrolara las cosas eran más fáciles o al menos así lo veían Zulema y Macarena.

Cuando Sandoval murió, la cárcel se volvió un lugar más pacifico. Las presas ya no cometían tantos suicidios, asistían a diversos talleres e incluso hubieron algunas bodas que sin duda eran divertidas de ver, me imaginaba con un vestido blanco junto a Rizos, tal vez algún día podamos salir de aquí y cumplir ese sueño. Zulema estaba sobre llevando la pérdida de su hija fallecida con ayuda de Saray, me hubiera gustado conocerla antes y ver si Zulema realmente tenía un lado maternal.

Ella y yo nos cruzábamos seguidamente sin decirnos nada. Era extrañó, sus ojos ya no se fijaban en mi, nisiquiera intentaba molestarme o dirigirme la palabra como de costumbre, por algún motivo eso me intrigaba. Por primera vez después de un buen tiempo nos encontramos en la capilla de pura casualidad, yo había ido solo de camino a dejar algunas velas de decoración cuando la encontré sentada observando el techo sin hacer algún movimiento.

- ¿Zulema? - caminé hasta la mesa de centro para dejar las velas y me gire con cautela- ¿que haces aquí?

- Rubia - su voz no reflejaba emoción alguna-

- Ya casi es hora de ir a nuestras celdas, deberías irte - caminé hasta estar cerca de ella y me detuve para escuchar su respuesta- te meteras en problemas...

- Me la suda - se encogió de hombros y se levantó. Trague saliva y retrocedí por instinto-

- no sabía que te gustaba venir aquí - mis manos se hicieron puños. Analizaba cada movimiento y comportamiento de ella con temor-

- no me gusta, solo vengo aquí por qué es el único lugar en donde hay un silencio pleno - se estiró y bostezo mientras daba pequeños pasos. Yo solo asentí con tranquilidad y me dispuse a salir de ahí pero continuó hablando- me han dicho que tú y la Rizos piensan casarse - su tono de voz era burlona- entonces si eres bollera...- detuvo sus pasos en medio del pasillo, en cambio yo solo le daba la espalda. Solté una pequeña risa al escucharla

- tal vez, ¿porque?, ¿acaso importa?, yo creo que no...

- te advierto que la rizos es como una pulga. - camino hacia mi manteniendo su sonrisa burlona- se queda con quién le apetezca durante un tiempo y después se va con alguien más... - ella estaba frente a mi y yo de costado soltando suspiros y pequeñas risas, no sabía que causaba esas reacciones pero mi estómago era un manojo de nervios-

- bueno, gracias por el dato pero no te pregunté

- no hace falta, mi boca suelta los datos que quiere y no necesito que alguien me pregunte

- oye, eeh - intenté cambiar de tema, no me apetecía discutir con ella- últimamente has estado muy extraña, digo...eres menos venenosa de lo que acostumbras

- No se de qué hablas...estaba por ir a buscarte.... toma - extendió su mano hacia mí y me ofreció un teléfono que estaba envuelto en una bolsa transparente-

- ¿que?, ¿que es esto?

- Un teléfono - me vio confundida- ¿que más va a ser?

- ya pero, ¿porque me lo das?

- llama a tu hermano, haz lo que quieras - tome lo que me ofrecía con cierta duda - no lo necesito pero creo que tú sí...

- Zulema, no voy a caer en tu trampa... - le acerque su teléfono -

- Cállate un momento - la distancia entre nosotras se hacía cada vez más escasa sin que nos diéramos cuenta - tú me ayudaste a acabar con el hijo de puta de Sandoval, te debía algo...- su voz y rostro se volvieron deprimentes - se que esto es una tontería pero me sentía en deuda contigo...pero solo será tuyo un tiempo, después me lo devuelves. Porque si no lo hacés, te cortaré la garganta...siéntete afortunada, no siempre doy cosas...

- vale, gracias...- tome aire- ¿estás bien? - pregunté al ver su expresión. Podía sentir su respiración sobre mi rostro, mi corazón comenzó a acelerarse y estaba casi segura de que a ella le ocurría lo mismo- valla, no recordaba...

- ¿qué?

Aveces con el simple hecho de tenerla cerca se me ponía la piel de gallina, pero no solo porque me sentía en peligro y mis instintos se activaban, había algo más que me hacía huir de ella pero jamás me detuve a pensar que era y prefería evitarlo, simplemente me perdía en sus ojos, en su voz y sus expresiones.

- no recordaba que eras más alta que yo...- dije en un susurro- se me hace extraño ver esas diferencias entre nosotras

Zulema solo me observó detenidamente mientras se escuchaban los pasos de los guardias acercándose pero no dejábamos de mirarnos, no podíamos. Rápidamente guarde el celular entre mis pechos sin cortar el contacto visual.

- Macarena es hora de ir a tu celda - el guardia sujeto mi brazo y me forzó a alejarme de ella-

Aún recuerdo cuando quemamos el cuerpo de sole, todas las presas estabamos en el patio presenciando la despedida final. Sujetaba la mano de rizos mientras admiraba las llamas, pero al girarme pude darme cuenta de que todo el tiempo Zulema mantuvo sus ojos en mí, no se porque pero saber que ella seguía ahí, cerca de mi después de tanto tiempo me daba tranquilidad. En ese momento sentí todo mi cuerpo vibrar y por unos minutos todo lo demás era inexistente para mí.

Solo podía verla a ella, a Zulema.