||Esta Enfermedad Llamada||: "Zulema Zahir" ZURENA

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El día de navidad se hizo notar dentro de Cruz del Norte. La directora dio autorización para que cada presa rompiera con el horario de irse a la cama y disfrutará de los pequeños dulces que sus compañeras prepararon con "amor", podría decirse que la mayoría cocino por voluntad propia pero Zulema no entraba en ese conjunto, ella fue literalmente obligada a participar y quemarse en incontables ocasiones, la única que podía ayudarla era la chica nueva pero está se encontraba en el hospital y en terapia intensiva, pues quedó hecha un asco después de la paliza que recibió del grupo de Yonquis abusadores. Macarena tomo una ducha y se tomó la libertad de buscar algún libro con el que distraerse; "Fuera de mí", así se titulaba el libro sobre sus manos, aparentemente trataba sobre una niña con discapacidad extrema que redacta su día a día y como la frustración era su mejor compañía, parecía interesante para la Rubia. Necesitaba olvidarse del mundo con más frecuencia, los problemas la estaban colapsando así que un libro como ese le ayudaría mucho a liberarse. Mientras que ella comenzaba su lectura el callado guardia con el ceño fruncido cuidaba de ella respetando su espacio personal como se lo había pedido anteriormente, no buscaba explicaciones de como ella pudo relacionarse con Zulema amorosamente ya que no era su problema, no era su vida, lo único que podía hacer era guardarse sus palabras de desaprobación y respetar a Macarena, solo a ella, Zulema jamás sería vista con buenos ojos.

Fabio volteaba de manera casual y no podía dejar de apreciar la belleza natural de la Rubia, tan solo leyendo era completamente hermosa y envidiable para otros ojos. Cambiaba página tras página con delicadeza y con una expresión sumamente concentrada que a Fabio le sacaba una pequeña risa. En otro lugar de la cárcel estaba Zulema retirándose del cargo en la cocina con mucho gusto, antes de irse le pidio un pequeño favor a su compañera Antonia, jefe de la cocina. una vez ya lista fue en busca de Saray, en el pasillo de las celdas no paraba de escuchar las felicitaciones entre las presas solo porque era Navidad, de ser otro día cualquiera de seguro no se mirarian entre ellas.

- ¡Feliz navidad, Zulema! -le grito una mujer, con la que jamás intercambio más de dos palabras- ¿no me vas a desear una feliz navidad?

- Cállate -le enseño su dedo ofensivo y siguió su camino-

Le era muy importante encontrar a su amiga antes de que la directora las citará a todas en una pequeña reunión para prender unas velas flotantes que iban dirigidas al cielo. Para ella que llevaba un largo tiempo saliendo y entrando de prisión por sus constantes fugas era muy común hacer este acto en el día de Navidad, la directora siempre les pedía de la manera más cutre que pidieran algún deseo o sueño para su vida sosteniendo la mano de su mejor compañía, en fechas anteriores dejaba ir la vela con Saray a su lado sin embrago no sabía si sería igual este año pues antes Macarena hacia la actividad con Rizos, pero ahora ya no sería así. Exhaló bruscamente al encontrarse con su mejor amiga sentada en las escaleras del fondo con total serenidad.

- aquí estas, Gitana...

- ¿Zule?

- ¿que estás haciendo aquí tan sola? -se sentó a su lado-

- mira esto -sonrió con pequeñas lágrimas en los ojos y le acercó unas fotografías de su pequeña hija- es preciosa...

- hay gitana, menos mal esa criatura se parece a ti y no al cerdo de Sandoval. Eres una excelente madre, nunca lo dudes -Saray sonrió controlado su emoción, escuchar palabras tan significativas de parte de Zulema era algo que presumir, ellas eran almas gemelas y aunque tuvieron sus momentos tristes y dolorosos se querían a más no poder-

- gracias, Zule...-su voz áspera ablandó a la morena-

- si, mira, te eh traído esto -dejo en sus piernas una pequeña caja de color rosado-