No tenían la intención, pero se conocieron.
No lo pensaron, pero se preocuparon del uno por el otro.
No lo soñaron, pero se alejaron hasta volverse un recuerdo difuso.
Y no se les ocurrió, pero se reencontraron.
◇Tododeku.
◇Yaoi.
◇Historia Corta.
◇N...
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Los niños permanecieron jugando en el parque hasta tarde. Shoto se sentía que realmente vivía y podría disfrutar de ella, todo porque tenía a Izuku a su lado que lo animaba y hacia feliz.
Después de mucho pensarlo, decidió que su juego favorito es el sube y baja: le recordaba las pocas veces que su mamá lo cargaba. Lo bueno es que ya no estaba solo.
—Más alto, Izuchan —pidió el bicolor con una sonrisa torcida para poder tocar las nubes. No sé acostumbraba a sonreír tanto.
—¡Voy! Pero ten cuidado, te puedes lastimar el trasero —por favor, ¿A quién no le ha lastimado el trasero ese monstruo por ir tan rápido? No me lo puedes negar.
—Estaré bien.
-Fuyu, ya te dije que podemos buscar mejor desde el cielo -escuchó Shoto a lo lejos.
—¿Hermana?
—No, pajarraco. El viejo nos matará si lo haces.
Izuku bajó lo más rápido posible, haciendo que su compañero se lastimara el trasero por distraído.
—¿Natsu? —miró a todos lados asustado para ver de donde venían las voces.
—¿Shochan...? ¿Qué pasa?
Todoroki asomaba sus ojos a varias partes del lugar para asegurarse que si lo que escuchó era cierto no. A lo lejos, divisó a Fuyumi, Natsu y a otro chico un poco mayor que ellos con alas rojas que no reconoció.
—Midoriya, tenemos que irnos —empezó a temblar.
—¿S-Shoto-kun? —le asustó un poco que lo llamara por su apellido, y él no pudo evitar llamarlo por su nombre al estar muy nervioso.
—M-me están buscando. N-no quiero ir a c-casa —inconscientemente comenzó a derramar lágrimas por el miedo.
—T-tranquilo, no llores. Vamos a decirle a mamá para irnos.
Ambos niños le dijeron a Inko que ya tenían hambre, por lo que querían irse. Ella les creyó y comenzaron a caminar porque la casa era cerca. Izuku notó como aún temblaba por el miedo.
—Ten —el cabello de su acompañante era muy llamativo, así que le dio su sombrero para taparlo—. Dame tu mano —sonrió para calmarlo.
Shoto, en cambio, lo abrazó por el brazo, haciendo que Izuku le acaricié la cabeza. Así permanecieron todo el camino.
