Kilometraje (Juliantina)

Capitulo 57

Valentina POV

Quería quitar de mi pensamiento todo lo que pasó en la oficina de Juliana. Debía concentrarme. Hoy es un día importante, quizás hoy Juliana pueda quedar embarazada. Quizás nuestra relación de un paso mucho más alto. Vete a la mierda, Eudi... Juliana es mía. Pensaba mientras veía a mi chica caminar frente a mí. Apure el paso y alcance su mano, entrelazando nuestros dedos. Ella miró nuestras manos unidas y luego su mirada se posó en mí, sonriendo. Todo se esfumó y la calma volvió a mí con sólo una sonrisa de la mujer de mis sueños. Caminamos así hasta que nos encontramos de frente con la puerta del consultorio de la doctora que le haría los exámenes a Juliana y luego, el tratamiento.

- ¿Lista?

Ella asintió y yo toqué la puerta. La doctora ya nos estaba esperando así que nos dejó pasar y sentarnos frente a su escritorio.

- ¿Qué tal estás, Juliana? – saludo la doctora.

- Bien... Ella es Valentina, mi prometida.

Todo se detuvo porque era primera vez que ella me presentaba de aquella manera. No sé si mi sonrisa me delató pero esperaba que no escucharan el latido errático de mi corazón que parecía querer salirse de mi pecho.

- Mucho gusto, un placer - apreté su mano y sonreí.

- Es un gusto tenerlas aquí. Ahorremos tiempo y vayamos ahora mismo a hacerte el examen ¿Está bien?

- Claro...

Ambas se pusieron de pie, pero Juliana se inclinó y conectó nuestros labios antes de desaparecer por la puerta en la que la doctora ya había entrado. Yo me quedé ahí sentada, esperando. No sabía que estaban haciendo ni que examen era, pero Juliana había investigado sobre esto y tenía mucho más conocimiento que yo. Tomé mi celular y comencé a responder algunos correos de trabajo atrasado que tenía. Querían que volviera a correr, pero mi cuerpo y mi mente estaban paralizados con respecto a eso por algún motivo y es que, yo nunca tuve miedo y siempre me arriesgaba. Pero ahora tenía a Juliana y tenía una hija. Y no quiero perderlas si es que algo me llega a pasar. Nunca tuve una verdadera razón de peso por la que vivir, pero ahora ellas eran mi ancla.

El sonido de la puerta abriéndose y ellas saliendo me trajo de vuelta a la realidad. Juliana se sentó frente a mí, mientras la doctora salía al pasillo.

- ¿Todo bien? – le pregunte.

- Si... Sólo debemos esperar los resultados.

Juliana buscó mi mano y las unió sobre mi pierna. Yo sonreí y acaricié con mi pulgar suavemente.

- ¿Te dolió algo?

- No... no se supone que duela.

Yo me encogí de hombros y solo la miré. Hoy estaba tan hermosa y sé que lo he pensado antes, pero lo es. Ella pareció notar mi intensa mirada sobre ella, y no sé qué vería en mis ojos pero los de ella mostraban tanto amor mientras me veía y se inclinaba para besarme. ¿Cómo podría yo dudar de mi chica? Me golpeé mentalmente por haberlo hecho antes cuando pensé en que Verónica podría quitármela. Ella era mía. Ella me amaba a mí y que estuviéramos juntas aquí solo era una muestra más de su amor.

- Ya tengo los resultados - entro la doctora y se sentó - Pero no traigo buenas noticias, Juliana.

Apretó mi mano y mi corazón se detuvo. Eso no sonaba bien. No. No podría pasarle eso a Juliana. Ella quería ser madre y si no podía.... No podría manejarlo, tal vez.

- ¿Que sucede? - preguntó Juliana asustada.

- Hemos encontrado desórdenes en las mitocondrias de tus células.