Capítulo 1

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Lía Gates observaba la lluvia golpeando la ventana de la puerta del coche que la llevaba rumbo a la universidad, la voz de su padre Jeremy inundaba el auto, al parecer iba discutiendo con alguno de sus socios; realmente no le importaba de qué estuvieran hablando.

Cerró los ojos y suspiró pensando en Chris, el chico nuevo con quien compartía clase en Introducción a los Negocios; tenía un iris verde hermoso y deslumbrante. Un ligero toque en el hombro la sobresaltó y sacó de inmediato de sus pensamientos.

—¿Has escuchado lo que te he dicho acaso? —Su padre tenía una cara de molestia y angustia total.

—Yo... —balbuceó, sin saber realmente que responder.

El bufido cargado de frustración llenó aquel silencio incómodo, odiaba que no le prestaran atención, era un hombre al que no le gustaban los descuidos.

—Dije que por la tarde tu madre y yo tenemos una noticia muy importante que darte, así que más te vale llegar temprano. —Le apuntó con el dedo—. Te quiero puntual en casa, ¿escuchaste?

—¿De qué trata? —alzó una ceja ante tal insistencia.

El auto se detuvo, justo habían llegado para dejarla. El hombre sólo suspiro y rascó un poco su nuca.

—Sin preguntas, sólo llega a tiempo —dijo sin dar más detalles—. Ahora baja. Baja que se me hace tarde y a ti también. Ten un buen día.

La puerta del coche fue abierta por Rick, prácticamente obligándole a bajar sin más.

—Está bien pá, te amo, ten un buen día.

Miles de preguntas comenzaron a llenarle la cabeza, se sentía un poco inquieta y hasta con una pesadez durante clases. Aunque a mitad de periodo, cuando se encontró a su mejor amigo Dylan, pudo despejar un poco sus ideas de aquello.

—¿Irás a la fiesta de Steve? —preguntó a media conversación, ella sólo sonrió.

—¿Es mañana verdad? —Él asintió—. Aún no lose, mis padres están un poco misteriosos hoy, así que no puedo asegurar nada.

—¿Pero qué dices? —Prácticamente lo gritó—. Tienes que ir y para convencerte, me enteré que Chris estará ahí.

Lía sonrió con picardía: —Entonces haré lo posible por ir.

Dylan le devolvió la sonrisa mientras le guiñaba y se dirigían a la clase que tenían juntos y compartían con Charlotte. Ellos eran sus mejores amigos, se conocían desde primaria y ahora compartían la carrera de administración de empresas. Ellos por gusto y Lía por obligación. Era hija única y en algún momento tenía que hacerse cargo de la empresa de su padre; esto la llenaba de frustración porque ella misma lo admitía, era pésima en ello.

Era la peor carrera, vivía en constante angustia por no pasar las materias y en su quinto semestre no estaba muy orgullosa en admitir que había sobornado a maestros para que la pasaran, pero si no lo hacía, su padre seguro se molestaría.

Sus padres..., no la escucharon cuando les dijo que ella no quería esto, su sueño estaba en la enseñanza, su padre se burló y le dijo que eso no le proporcionaría tanto dinero como hacer esto y hacerse cargo del negocio familiar, le reprimieron y él mismo la matriculó en la carrera. Ella no podía negarse, nunca había trabajado y no se sentía capaz de estudiar y trabajar a la vez, así que aquí estaba, en medio de una clase que no comprendía del todo, ansiando algún día hacer todo lo que quisiera.

Al finalizar las clases, buscó por los pasillos a Chris, pero simplemente no logró visualizarlo, con un bufido se dirigió al coche de Charlotte con Dylan a un lado parloteando acerca de cuán difícil serían los exámenes la próxima semana.

El Guardaespaldas (Adam Levine) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora