Capítulo 12

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Los sollozos en la sala la despertaron, estaba desconcertada, la mirada le pesaba, le costaba mantener los ojos abiertos, pero tras varios intentos lo consiguió. Vio a su madre frente a ella y a un lado a la figura de su padre, se veían lejanos y sin embargo, era lo más cerca que los había tenido en mucho tiempo.

—¿Mamá?¿Papá? —preguntó confusa—. ¿Están bien?

—Sí, hija, estamos bien. —Escuchó la voz de su madre y un instante después se percató que la tenía frente a ella, estaba sujeta con cadenas atadas a un poste y había utilizado las pocas fuerzas que le quedaban para arrastrarse hasta donde estaba.

—¿Papá está bien? —quiso asegurarse.

—Un poco herido, pero ambos nos encontramos bien. Felices de verte aunque no en este lugar.

Lía parpadeó, finalmente podía ver con claridad, bajó su mirada y observó las manos de ella con cortes en las muñecas al igual que su rostro, y su pierna parecía tener una herida de bala. Dirigió su mirada a su padre, quien tenía la cara llena de moretones y más cortadas como las de su madre, su situación era alarmante.

—¿Qué les pasó? ¿Les han estado haciendo todo esto por la empresa? —preguntó incrédula y aterrorizada, le dolía ver a sus padres así. Su madre sólo bajó su mirada y tragó duro. Lía vio a su alrededor y entonces se dio cuenta—. ¿Dónde está Adam? —Alzó su mirada y volvió a desviarla de sus ojos—. ¡Adam, mamá, ¿dónde está?!

—Tranquilízate —pidió—. No lo sabemos, no hemos visto que lo trajeran contigo.

Lía mordió su labio, tratando de no dejar escapar ningún jadeo y evitando pensar lo peor.

—Hace rato oímos algunos gritos... —comenzó su padre, mas calló al recibir la mirada penetrante de Meredith.

—¿Cómo que gritos? —preguntó de inmediato—. ¿Escucharon a Adam gritar?

—No estamos seguros de que fuera él —señaló su madre.

—¿Si no quién...? —dejó las palabras en el aire, en ese momento la puerta frente a ellos se abrió.

Un par de hombres entraron empujando consigo a su guardaespaldas, con cinta cubriendo su boca y las manos atadas tras de sí. Llegaron hasta ellos y lo tiraron de rodillas. Su mirada y la de Lía se encontraron, tenía los ojos rojizos y hasta entonces se dio cuenta de las rasgaduras y la sangre en su camisa, habían encajado una cuchilla en su abdomen, formándole una cruz.

—Vaya, que gusto llegar a tiempo para la hermosa reunión familiar —habló burlón la cabeza del trío.

Su madre la tomó de la mano y se puso frente a ella, queriendo impedir que le hicieran algún daño, mas a Lía le bastaba ver el sufrimiento en los ojos de Adam para sentirse destrozada. Él desvió su mirada de ella.

—Me alegra que todos estén despiertos, porque tenemos mucho de qué hablar —indicó—. Pueden estar tranquilas ustedes dos, no pienso torturarlas más. —Ambas intercambiaron miradas desconcertadas.

—Pensé que la habías traído para someterme a más presión y que te dijera lo que necesitas —intervino Jeremy.

—Ya tengo lo que necesito, tú ya no me sirves.

Uno de los hombres le retiró a Adam la cinta con fuerza y otro lo desató. Éste se levantó con esfuerzo, mientras el jefe llegaba a su lado. Todos le miraban detenidamente sin comprender lo que estaba pasando.

—¿De verdad pensaste que no tendría un as bajo la manga? —cuestionó burlón—. Oh, Jeremy, eres tan ingenuo y predecible.

—¿Adam? —Volteó a verlo con los ojos inyectados en sangre, temblando, no sabía si era miedo o coraje— ¿Tú...? —intentó formular Lía.

—¿Los engañó? Sí —la interrumpió, mientras él no se atrevía a mirar a Lía directo a los ojos—. Pero, si los hace sentir mejor, también nos complicó las cosas, tenía que simular protegerte Lía, pero no matar a uno de mis hombres en el intento, es por eso que también ha recibido su castigo. —Señaló sus cortes—. Al parecer sí que te cogió algo de cariño, pero al final todo ha resultado tal y como lo planeamos.

—¡Bastardo! —gritó Jeremy a Adam, poniéndose de pie con las pocas fuerzas que le quedaban—. Te creí, confíe en ti, te confié a mi hija, pero no cabe duda que eres un muerto de hambre —escupió— ¿Tu patética historia es falsa verdad? De idiota, quise ayudarte y también beneficiarme con lo que sabes.

—¿Es hora de ponernos a llorar? —pregunto burlón el hombre.

—Señor Jeremy, puedo explicarle. —Trató de acercarse, pero uno de los hombres se lo impidió.

—Tranquilo mi Adam. —Se acercó a él dándole la espalda a Jeremy—. Tú y yo aún tenemos cosas de que hablar. —Le dio palmadas en la mejilla—. Por ahora les contaré a ellos cómo fue que ideamos esto y decirle a la pequeña Lía —se giró a verla— cuál es el verdadero negocio de su padre —carraspeó—. Jeremy es uno de los capos más grandes en California, un buen traficante debo admitir, pero ya está demasiado grande para esto, no piensa extenderse, además que yo sería un mejor líder en esta red. —Se acercó a Lía y se puso de cuclillas enfrente de ella, sin darse cuenta que Adam lo siguió— ¿No lo sabías querida? —preguntó acariciándole el cabello, fingiendo tristeza sin percatarse de nada—. Tu padre es narcotraficante, la empresa sólo es una fachada, querida. —La tomó de la barbilla para que lo viera, tenía los ojos llorosos y llenos de rabia—. Y por ser un estúpido y no querer entregármela por las buenas ahora los vamos a matar. —Sonrió.

Se levantó, pero ni siquiera alcanzó a hacerlo completamente cuando una bala le atravesó el estómago, cayó inerte luego de un rápido segundo disparo, Lía gritó aterrorizada, estaba bañada en sangre, subió la mirada y vio a Adam empuñando una pistola aún humeante; trató de volver a gritar pero no pudo, no encontraba su voz, sólo escuchó cuando éste gritó: "Abajo, agáchense ahora", vio a su padre dejarse caer, su madre la hizo acostarse en el suelo rápidamente y cerró los ojos.

Adam fue raudo, se volteó y eliminó a dos que no reaccionaron rápido, quedaban dos escondidos en la puerta de las camionetas que comenzaron a disparar, era veloz esquivando, recordaba aún su entrenamiento en la guerra, incluso herido podía lograrlo, tenía que cumplir con lo que se había prometido. Y Jeremy no podía morir, no aún.

Una bala le rozó el hombro haciéndolo sisear, pero puedo eliminarlos al tomar el arma de otro que había caído cerca.

El ruido sordo que los rodeó después de esto era horrible, se volteó sintiendo su cuerpo temblar, estaba exhausto, le dolía todo, pero su alma aún no estaba en paz, tenía que seguir.

Se dirigió lentamente a Jeremy que lo miraba tratando de averiguar qué haría, cerró los ojos una vez que estuvo cerca, pero el ruido de las rodillas impactando el suelo hizo que los abriera de nuevo, sorprendiéndose por como Adam lo ayudaba a liberarse.

—No... No entiendo nada. ¿Qué mierda Levine?

—Hablaremos luego, lo importante es irnos ahora, hay más, no tardan en llegar, muévase si quiere vivir. —Lo miró a los ojos directamente y luego se levantó cuando lo vio asentir.

Liberaron a Meredith y a Lía, se subieron a uno de los autos y huyeron, Adam conducía y Lía no había dicho nada, ni siquiera se había quejado, una gran tensión llenaba el ambiente.

"Fase 1 lista, ahora vamos a la segunda y la final"

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¡Feliz Año Nuevo! Un par de días tarde, pero deseándoles de la misma forma un gran año donde logren sus propósitos y cumplan sus metas, que no les falte salud y pronto podamos salir de esta pandemia que nos perjudicó a todos el año pasado. Gracias por todo el apoyo, sus votos y comentarios forman parte de lo que nos motivaba a seguir y esperamos esta historia los distrajera un momento de  la situación que atravesamos, así que sin más, tengan un excelente inicio de año, muchas gracias por seguir aquí ❤️.

El Guardaespaldas (Adam Levine) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora