𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)

𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚟𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚜𝚎́𝚒𝚜

Ｄａｎ

Al día siguiente me encontré con Shikamaru en la puerta principal de la aldea, al parecer ese lugar queda a las afueras de nuestra aldea, así que comenzamos el viaje con rapidez.

Algún tiempo después me preguntaba si falta mucho para llegar a ese lugar.

—Es por aquí —dijo corriendo más lento.

Nos detuvimos frente a la entrada de un bosque muy hermoso.

—Es el bosque del clan Nara —me sorprendí al oír eso.

—¿Tienen su propio bosque? —pregunté sin creerlo.

—Sí —me ofreció su mano y yo la tomé.

Ambos comenzamos a caminar adentrándonos en el lugar. Observé los alrededores fascinada.

—Soy del clan Senju y nosotros no tenemos un bosque. ¿Ves a lo que me refiero cuando digo que tú clan es genial?

Nos detuvimos junto a un río muy bonito, todo está iluminado por los rayos del sol.

—En este bosque solo pueden entrar los del clan Nara, o debes estar acompañada de uno.

—¿Por qué?

Señaló detrás de mi y vi como muchos venados comenzaban a salir de entre los árboles. Abrí los ojos con aún más sorpresa y sonreí enormemente.

—Son quienes cuidan este bosque de los intrusos —uno de ellos se acercó a mi.

—Ahora entiendo todo sobre tu clan —murmuré acariciando al venado—. Es un lugar hermoso.

—Sabía que te gustaría —le sonreí.

—Gracias por traerme —me acerqué a él y junte mis labios con los suyos.

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Sakura, mi madre y yo miramos a Ino quien está a punto de intentar resucitar a un pulpo.

—Estoy nerviosa —murmuró Sakura—. ¿Crees que la logrará?

—No lo sé, espero que sí —mordí uno de mis dedos mientras observó a Ino.

Colocó sus manos sobre el pulpo y comenzó a utilizar su ninjutsu médico. Sakura y yo nos tomamos de las manos nerviosas.

Los tentáculos del pulpo comenzaron a moverse y después se movió totalmente.

—¡Sí! ¡Lo lograste! —corrimos a ella y la abrazamos con emoción.

Sakura se dió cuenta de lo que hacía y la soltó cruzándose de brazos.

—Cometiste muchos errores, yo lo hice más elegante —dijo fingiendo.

Solté una risita ante la reacción de Ino.

—Lo hiciste muy bien, Ino —dije haciendo que me mirara.

—Gracias, Dan-chan —me volvió a abrazar.

Luego de pasar más tiempo con ellas practicando y leyendo algunos pergaminos y libros, decidí salir a dar un paseo para despejarme. Me despedí de ellas y salí del lugar pasando por la Florería Yamanaka, compré un par de flores y me dirigí a un lugar especial.

—Hola —saludé deteniendome frente a esa piedra enorme—. Abuelo Tobirama, papá.

Junté mis manos mientras cierro los ojos por unos momentos.

—Solo vine a dejarles un poco de flores —dije acomodando las flores frente a la Piedra de los héroes—. Me he estado esforzando mucho en mi entrenamiento, es por eso que no pude venir la semana pasada.

Pasé mi mano por el nombre del abuelo Tobirama y después por el de mi padre.

—Hubiera deseado conocerlos —murmuré un poco triste—. Que tú me conocieras o por lo menos supieras que ibas a ser padre de una niña, ¿Estarías decepcionado de que no tuviste un niño?

Solté un suspiro y mi mirada se detuvo en un nombre que llamó mucho mi atención.

—Obito Uchiha —murmuré y al ver el apellido Uchiha pensé en Sasuke y su hermano—. Es el compañero de Kakashi-sensei y esa es su compañera, Rin Nohara.

Alejé mi mano y sonreí.

—También traje flores para ustedes dos, espero estén juntos y felices dónde quiera que estén —comencé a alejarme—. Nos vemos, Abuelo Tobirama, nos vemos papá, nos vemos Obito y Rin.

Caminé por la aldea con mi mirada en el camino, viendo a las personas hacer sus cosas con normalidad y tranquilidad.

—Me esforzaré mucho —miré el monumento de los Hokages—. Tanto como mis abuelos.

Un cuervo se detuvo en uno de los postes de la aldea y me miró fijamente por algunos segundos para después comenzar a volar.

Miré al rededor y comencé a seguirlo por las calles de la aldea hasta que salí de ella corriendo por el bosque. Al perder de vista al cuervo me detuve sobre un árbol.

—Necesitaba hablar contigo —me sobresalté y miré lentamente a mi lado notando la presencia de Itachi Uchiha.

—Itachi... —di un paso atrás para mirarlo mejor—. Hace mucho que quería verte, quiero hablar contigo sobre algo importante.

—¿Qué es?

—Quiero que me cuentes toda la verdad, por favor —su mirada sería me analizó detenidamente.

—De hecho, a eso venía —me sorprendí—. Te contaré todo, y necesito que me ayudes.

—¿Ayudarte? ¿En qué?

—A proteger la aldea —me mantuve en silencio sin creer lo que acabo de oír, tenía razón en confiar en él.

—Lo haré, te ayudaré en todo lo que pueda —aseguré con una sonrisa.

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