𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)

𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙲𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚝𝚛𝚎𝚜

Ｄａｎ

—Están llegando demasiados —dije volviendo a mi cuerpo.

—Dan, al fin la pudiste controlar —sonreí en dirección a Chōza-san y asentí.

—Así es —me levanté—. Ahora iré a ayudar.

Corrí a mis compañeros y comencé a atacar a los Zetsus tratando de acabar con la mayor cantidad que pueda.

Ino, Shikamaru y Chouji se encontraban peleando contra Kakuzu quién también fue resucitado. De pronto una barrera se vio lejos de donde yo estoy, al parecer atraparon a un ninja resucitado.

Hemos estado peleando contra el enemigo durante horas y a pesar de eso no me siento agotada. Me detuve cuando los enemigos dejaron de salir.

—Chouji, ¿Te encuentras bien? —pregunté acercándome a ellos y viendo lo grande que se volvió.

—Sí, Dan-chan —les sonreí.

—Lo hicieron fantasti... —mi sonrisa se borró.

Miré en dirección a donde se encuentra Chōza-san, arriba de esa colina muy alta. La tierra comenzó a temblar y se vio algo salir.

—¿Qué es eso? —preguntó Chouji.

—Es más grande que tú —contestó Ino.

—Es el Gedo Mazo —murmuré sorprendida.

—¡Chouji, ven! —lo llamó su padre.

—Les dejo a Kakuzu —asentí.

Hice unos sellos y escupí goma amarilla sobre Kakuzu haciendo que no se mueva.

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—Le avisé a la base que Madara nos arrebató los tesoros ninja —informó el jefe de la división dos, Kitsuchi.

—Y también se robó el chakra del Kyūbi —dije cruzada de brazos viendo el cielo oscuro.

—Dan, Shikamaru, deberían comer algo —dijo Chouji ya con su peso recuperado y acercándose a nosotros.

—Él tiene razón —lo apoyó Ino.

—Dan —Chōza-san se acercó a mi con una mirada de emoción.

—Chōza-san, ¿Hay más heridos? —negó de inmediato.

—Para nada, todos están bien gracias a ti —miró algo a lo lejos—. Creo que debes ir con ellos.

—¿A qué se refiere? —pregunté confundida.

—Hay alguien que debes ver —insistió.

Miré a Shikamaru quien está igual de confundido que yo.

—¿Qué es, Papá? —preguntó Chouji.

Comencé a caminar en esa dirección acompañada de Shikamaru, Ino, Chouji y Chōza-san. Mientras me acercaba podía ver a cuatro hombres sentados en el suelo conteniendo algo con una barrera.

—¿Tsunade? —preguntó una voz.

Me detuve al verlo, su cabello color blanco, su vestimenta de Konoha, todo igual a aquella fotografía.

Es él, el único hombre del que mi madre se ha enamorado, el que tenía como sueño volverse Hokage.

Mis ojos se llenaron de lágrimas sintiendo como una enorme nudo aparece en mi garganta.

—Eh... No, yo... —limpié una lágrima que se escapó de mis ojos—. Soy la hija de Tsunade —me detuve frente a él.

—Ya veo, Tsunade tuvo una hija —sonrió de lado—. Me alegro mucho por ella. ¿Cuál es tu nombre?

Apreté un poco mis puños y miré el suelo sintiendo que en cualquiera momento puedo echarme a llorar.

—Mi nombre es... —tragué deshaciendo el nudo en mi garganta—. Mi nombre es Dan Senju —lo miré sintiendo las lágrimas salir de mis ojos.

—¿Dan? —preguntó confundido.

—Soy tu hija —se sorprendió demasiado al oír esas tres palabras.

—¿Mi hija? —asentí limpiando mis lágrimas.

—Ella se enteró después de tu muerte —expliqué.

—Tengo una hija... —murmuró con sorpresa—. ¡Eres mi hija!

—Además, ella sabe cómo hacer el Reika no jutsu —le contó Chōza-san.

—¿De verdad? —asentí.

—La estuve practicando durante mucho tiempo —dije con un tono orgulloso—. Y mi madre es la Hokage.

—¿Tsunade la Hokage? Qué sorpresa, al parecer ha hecho muy bien las cosas.

—Así es.

—Dime, ¿Has llevado una vida feliz? —solté una pequeña risa.

—Muy feliz, mi madre y la tía Shizune me educaron fuera de la aldea.

Comencé a contarle todo mientras ambos nos sentamos en el suelo. Yo le hablaba sobre todos los viajes que hice con mi madre en diferentes lugares, mis entrenamientos y como es que llegué a la aldea de la hoja.

—Dan es muy buena con el Ninjutsu médico, ella me enseñó mucho —dijo Ino a mi lado—. Y también le enseñó a Sakura.

—A mi me salvó la vida hace años —habló Chouji.

—Oye, Shikamaru, deberías acercarte a conocer a tu suegro —lo llamó Ino haciendo que el nombrado se sonrojara mientras se acerca.

—¿Suegro? —le sonreí a mi padre.

—Shikamaru es mi novio —aclaré—. Es del clan Nara.

—¿Clan Nara? Es uno de los clanes más poderosos de Konoha —recordó mi padre—. ¿No es así?

—Así es —mi padre observó a Shikamaru.

—¿Eres hijo de Shikaku?

—Sí, señor —contestó nervioso pasando su mano por detrás de su nuca haciendo los chicos y yo rieramos.

—Ya veo, espero que protejas muy bien de ella —Shikamaru soltó una pequeña risa.

—Lo siento, señor, pero ella no necesita que la protejan, creo que los demás necesitamos que nos protejan de ella —fruncí el ceño y escuché la risa de mi padre.

—¡Shikamaru! —le grité.

—Veo que tiene el carácter de Tsunade.

—Solo digo la verdad —se defendió mi novio levantando las manos.

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