𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊

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Dan

—Nos vemos cuando vuelva —tomé su mejilla y la estiré—. No te metas en problemas o te acerques a chicas que no conozca.

—Que problemática, claro que no lo haré, aprecio mi vida —lo solté y sonreí satisfecha de su respuesta.

—Que bueno —lo tomé de su chaleco y junté nuestros labios en un beso tierno y lento.

—Es hora de irnos —nos separamos para ver a Shikaku-san quien mirá a otro lado.

—Claro, adiós —le guiñé a Shikamaru y me acerqué a mi madre.

—Listo, andando —salimos de la aldea comenzando con el viaje.

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—Así que esta es la aldea de la nube —dije mirando alrededor mientras caminamos a la oficina del Raikage.

—Hokage-sama —uno de los hombres del Raikage apareció frente a nosotros—. Síganme.

En cuestión de minutos ya estábamos en la sala donde será la reunión.

—¡Temari! —me arrojé a ella y la abracé—. Hola, Hola, Gaara —me saludó con un movimiento de cabeza.

—Oye, no me abraces —se quejó Temari.

—Sé que te gustan mis abrazos, no debes de resistirte —la solté—. ¿Y Kankuro?

—Se quedó —asentí.

—Espero que no destruya la aldea —dije con diversión.

—Yo espero lo mismo —me sonrió siguiéndome el juego.

La puerta se abrió y por ella entró el Raikage quien tomó su lugar y comenzó la reunión. Shikaku-san y yo nos pusimos detrás de mi madre.

—La situación nos dice que debemos actuar de inmediato —habló Gaara.

—Princesa Tsunade, ¿Todo bien? —le preguntó el Raikage—. Es la perfecta oportunidad para entregar las cosas a alguien más joven, tal vez de nuevo a tu hija, también eres anciana.

—Habla por ti mismo, anciano —se defendió.

—Mis Shinobis han marcado una locación que puede ser una base enemiga —informó mi madre—. Pero pueden ser una trampa. No tenemos opción más que esperar por más información.

—También tengo un equipo de reconocimiento para obtener información. Necesitamos transmitir la información entre las aldeas rápidamente —dijo el Raikage.

—¿Y si formamos una unidad separada con las fuerzas aliadas que solo recolecten información? —sugirió la Mizukage

—Buena idea. Compartir y compartir —la apoyó él Tsuchikage

—¡Eso es correcto! Si cada nación se conduce por sus propios intereses, Akatsuki tirará de la alfombra debajo de nosotros —dijo el anfitrión de la reunión.

—Entonces ¿En donde esconderemos a los jinchuriki? —preguntó el Tsuchikage.

—No estoy de acuerdo con ese punto —expresó mi madre.

—¿Qué pasa con eso?

—¡Naruto y Bee pueden ayudar mucho en esta batalla! ¿Por que esconderlos? —intentó hacerlos cambiar de opinión.

—Yo también pensé en eso, pero esos dos creen que el enemigo irá tras ellos en esta guerra, considerando lo que puede pasar, no podemos dejarlos participar.

—¡Nuestro enemigo es Madara! —les recordó—. Si dejamos en la retaguardia nuestras fuerzas y perdemos la perspectiva de la victoria, no tendremos ninguna oportunidad. Debemos atacarlos con todo lo que tengamos.

—Las cinco grandes naciones se juntaron y nuestro objetivo en está guerra es proteger a esos dos, lo decidimos con la regla de mayoría —aclaró Gaara.

—¡Naruto es...!

—Lo conozco muy bien. Si es por un amigo es bastante temerario. Eso es exactamente el por qué —insistió el pelirrojo Kazekage.

—Antes de que hablemos de estrategia militar, los cinco Kages deben de dar su consentimiento. De otra forma, no podremos conseguir la victoria —interrumpió Mifune.

—Yo estoy de acuerdo, Lady Tsunade —dijo Shikaku-san—. No podemos permitir que lo capturen.

—Yo también, además, ¿Recuerdas la profecía que dijo Naruto? ¿Sobre él y un pulpo que le enseñaba algo? —dije cerca de su oído a lo que ella me miró sorprendida.

—Es verdad —miró a los Kages—. ¡Está bien!

—Ahora tenemos que decidir donde esconder al Hachibi y al kyuubi. ¿Alguna objeción, Hokage? —preguntó el Raikage.

—¡Entiendo! ¡Veamos eso! —sonreí de lado, mi madre no se deja intimidar.

—Tengo un lugar en mente. Y es un lugar apropiado, lejos de Akatsuki. Lo dejé de lado, por si acaso.

La reunión terminó tiempo después, todos salimos a excepción de mi madre quien se quedó con el Raikage para pedirle algo.

—Tenemos que irnos —dijo Gaara.

—Lo sé, es mejor no estar ausentes tanto tiempo —dije con una sonrisa—. Vayan con cuidado, nos veremos pronto.

—Ustedes también tengan cuidado, y cuiden a Naruto mientras está en la aldea —pidió Temari con una sonrisa.

—Lo haremos, nos vemos después —ambas chocamos nuestras manos manteniendolas sujetadas por unos segundos mientras nos miramos con una sonrisa.

—¡Hasta luego! —dijimos a la vez para después soltarnos.

Ellos comenzaron a irse al igual que los otros Kages.

—Está todo listo —habló mi madre saliendo de la oficina—. Volvamos a la aldea para decirle a Naruto que debe ir a esa isla.

—Es lo mejor para él, además, cuando se entere estoy segura que correrá a ayudarnos —le dije para calmarla un poco.

—Lo mismo pienso —comenzó a caminar y nosotros la seguimos.

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𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora