Intento inaginarme como sería la casa sin ti. Sin tu presencia a tormentada. Sin tu cara metida en el periódico. Tu despacho, limpio, vacío. Podría alquilar la habitación, tener un canguro a tiempo completo a la vez que dinero extra. La acumulación de quince años de convivencia, doce en esta casa. Tus libros por todas partes. Todavía sientes que ésta es tu casa.
Llegará el momento de la verdad. Cuando te decantaras por un sentimiento o por otro. O en el que yo te obligaré a decidir: o te quedas o te vas. En el que tendré que matar mi amor por ti. En el que veré lo que has hecho, cómo has destruído nuestra relación, y te despreciaré. En el que te miraré y decidiré que ya no eres el mismo hombre de quien me enamoré.
Llegará el momento en el que harás la maleta y te irás. Par siempre. O no.
Llevo toda la semana imaginando esta escena: tú doblando tu ropa y metiéndole en tu maleta, encima de la cama. Durante toda la semana he tenido miedo de volver a casa y encontrarte listo, miedo de ser testigo de tus últimos pasos hacia la puerta y la puerta cerrándose de golpe a tus espaldas.
Pero ¿y si tú también tuvieras miedo de dar estos últimos pasos?
Quiero vivir con él, dijiste.
Nuestros diálogos son dignos de un dorama.
Así es como empezaste a salir con él, me lo contaste: lo invitaste a ir al teatro contigo, pocos días después de mi partida a Beijing. Fue a finales de julio. El día después de llegar a China, fui a ver a mi padre por primera vez en mi vida. Nunca le había conocido. Mi madre tuvo una aventura con él y se quedó embarazada. Hablaron de casarse, pero su familia no lo aprobaba porque eran muy jóvenes y él aún no acababa la carrera de medicina. Se separaron antes de que yo naciera.
Te llamé para contarte cómo había sido aquel encuentro. Me escuchaste durante un largo rato. Fuiste cálido. Parecías entender lo que aquel encuentro significaba para mí.
Sin embargo, un par de días después empezaste a salir con él. Me sigo preguntando acerca de esa coincidencia.
No fuiste a la reunión de la comunidad de vecinos anoche, para la elección de la nueva junta. Me dijiste que me cedías tu parte de la casa.
Cuando te trato con desdén, te echas atrás. ¿Son todas las relaciones luchas de poder, hay siempre un verdugo y una víctima? Tu crueldad y tu engaño son devastadores.
Ayer el dolor se transformo en ira. Al salir del cuarto de baño, secándote, dijiste: si me voy para aclarar mis sentimientos, ¿esperarás a que vuelva? Aunque, no te hagas ilusiones. Las cosas nunca serán iguales entre nosotros.
¿Por qué no dejas de repetirlo? ¿Tratas de convencerte a ti mismo? ¿Intentas provocar una pelea? ¿Crees que no te oigo?
Te oigo, pero no te creo. No del todo. Quizá sea por esto por lo que tienes que repetirlo tanto. Solo cuando te vayas terminaré por creerte.
¿¿CÓMO TE ATREVES, CÓMO TE ATREVES, CÓMO TE ATREVES?? Dejarme plantado por otro hombre.
Había puesto la vida en tus manos. Me había hecho vulnerable frente a ti. En tu última novela hablabas de la primera esposa del narrador, que no se defendía. Sé que hablabas de mí. Crees que no sé defenderme. Pero quizá pueda aprender. Eres muy primario. Para ti, todos son impulsos básicos: sexo, hambre, ira, odio. Esto es lo que me gusta de ti. No sabía que lo volverías contra mí.
Anoche fui a una fiesta y tonteé con los tipos que había. Estoy un poco oxidado, pero los movimientos van saliendo. Es como montar en bicicleta, nunca se olvida.
ESTÁS LEYENDO
End
FanficEsta es una historia relatada por Izuku, sobre su matrimonio con Katsuki, ambos son escritores de diferentes países, llevan años casados y una vida muy ajetreada e incluso tienen hijos. Pero todo cambia de repente su vida se viene abajo. Una infedi...