Yo te daré el tiro de gracia.
No permitiré que me dejes, que me abandones. No esperaré hasta que estés listo para ponerte en marcha, solo para oírte decir: me voy, me voy a vivir con él. No permitiré que me digas eso. Seré más rápido que tú, te cogeré por sorpresa y te diré que te vayas. Y que te lleves todas tus pertenencias.
Preferiría precipitarme un poco correr el riesgo de ser abandonado.
He soportado demasiado dolor, demasiado castigo. No creo que pueda aguantar mucho más. Estoy listo para dejar de perder.
Son las once y media de la noche. Mahoro te ve rondar la puerta, coger tus llaves en silencio y viene a decírmelo a la cama.
¿Adónde va papá?
Cuando llego al piso de abajo, aparentemente para buscar un vaso de agua, estás sentado en el sofá con expresión de cordero.
No soporto verte avergonzado porque te he pillado a punto de salir.
Te levantas y te sientas junto a la mesa del comedor, acortando tu camino hasta la puerta. Te observo largo rato desde el pie de las escaleras. No sé qué decir. Pero también quiero torturarte. Quedándome allí, observándote. Te estoy reteniendo.
Qué pasa, Deku, dices sin levantar la cabeza.
Sé lo que estás haciendo.
Te levantas disparado de tu asiento. Te pones la chaqueta de cuero.
Me voy. Ya está, me voy.
He hecho todo lo que he podido, dices. Pero siempre se trata de ti, de ti y de ti. Jamás me has aceptado.
Te pones la gorra. Me voy, vuelves a decir.
¿Qué te hace pensar que quiero que te quedes, Kacchan?, te digo.
Nada. No sé lo que quieres.
Atraviesas el genkan.
Adiós, dices.
Adiós.
La puerta se cierra de golpe a tus espaldas.
Sabía que no volverías en toda la noche.
No pegué ojo. A las siete, cuando me levanté y bajé a la cocina vacía, me eché a llorar. Te echaba tanto de menos... No estabas en ninguno de los sitios donde deberías estar. No sostenías tu taza de café, no te estabas vistiendo en el dormitorio. No te estabas duchando.
A las ocho y media de la mañana, justo cuando ayudaba a Katsuma a vestirse, entraste por la puerta.
¿Qué haces aquí, Kacchan?
He venido a hacer mi trabajo, dijiste, llevar a Katsuma al colegio.
Cuando volviste del colegio te abracé y lloré.
Yo también he echo todo lo que he podido, dije. Te amé lo mejor que supe.
Me abrazaste con fuerza.
Cuando solías abrazarme así, todos los miedos se desvanecían, todo el dolor desaparecía. Siempre podía contar contigo, éramos nosotros dos contra el mundo, el wonder duo. Nosotros dos, luego nosotros tres, después nosotros cuatro.
Por la tarde dije: no te imagino haciendo las maletas.
Te estaba toreando. Te estaba poniendo a prueba.
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End
FanfictionEsta es una historia relatada por Izuku, sobre su matrimonio con Katsuki, ambos son escritores de diferentes países, llevan años casados y una vida muy ajetreada e incluso tienen hijos. Pero todo cambia de repente su vida se viene abajo. Una infedi...