51. El Viejo Continente

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El Viejo Continente, así le llamaban a Europa... Jungmo no sabía bien por qué, considerando que Asia tenía historia mucho más antigua... pero ¿quién era él para cuestionar la cultura popular?

Apenas llegó al aeropuerto ya se sentía deprimido. Tomó su pequeña maleta y se dirigió a la salida de la zona de arribos. Entregó su pasaporte, fue escaneado por guardias de cabello más rubio que Minhee y se vio ya en la salida del enorme aeropuerto.

- Jungmo cariiiiiiño – La voz de su tía paterna alcanzó sus oídos. El chico se volteó y caminó hacia la mujer que tenía sus brazos abiertos para recibirlo.

- Hola tía, ¿cómo estás? Te ves bien – dijo Jungmo amablemente mientras la mujer lo estrujaba entre sus brazos.

- Estoy muy bien querido, ¿cómo estás tú? – preguntó con su enorme sonrisa europea

- "Pues, probablemente me voy a morir, dejé a mi amor solo y llorando y Corea y no sé si volveré a verlo" – pensó Jungmo...

- Estoy bien tía, voy tirando... - se obligó a sonreír

La mujer lo miró con cariño y ahuecó su rostro entre sus manos.

- Sé que estás asustado cariño, no es necesario que finjas... pero te apoyaremos en todo lo que necesites... ya verás que saldrás adelante – dijo ella besando sus mejillas

- ¿Tienes hambre? – preguntó la mujer y Jungmo asintió

- Unos schnitzel para celebrar tu venida te caerán de maravilla – dijo la mujer

Jungmo suspiró. No era un gran fan de la comida suiza, pero no tenía caso protestar así que volvió a asentir mientras su tía lo guiaba fuera del aeropuerto y hacia el auto.

Condujo unos veinte minutos hasta llegar a una gran casa, Jungmo la recordaba de niño cuando solía visitar a su familia en Europa al menos una vez al año con sus padres. El pórtico envejecido seguía exactamente igual, los prados verdes extendiéndose en la distancia y las altísimas montañas nevadas, sip... era Suiza tal como la recordaba.

Un par de adolescentes idénticas de 15 años salieron de la casa apenas sintieron el auto de su madre. Las dos chicas se arrojaron a los brazos de Jungmo

- ¡Primo! – gritaron a la vez

- ¡Yara!, ¡Mila! – exclamó Jungmo abrazando a sus primas menores.

- ¿Cómo estás?, hace mucho que no nos visitabas... - las dos chicas preguntaron a la vez también. Jungmo suspiró, obviamente su tía no les había dicho el motivo de su viaje así que sonrió ampliamente y respondió

- Estoy muy bien chicas, lamento no haber venido antes... ¡Ustedes están cada día más grandes y bellas! – las cumplimentó.

Las chicas se colgaron de cada uno de sus brazos para entrar a la casa, cuando entraron Jungmo se dio cuenta que su tía no más había atravesado la puerta ya se había colocado el mandil y estaba removiendo las ollas donde se cocinaba una abundante cena.

La familia se acomodó para comer

- Tía, ¿Dónde está tu esposo? – preguntó Jungmo sorprendido de que su tío no se encontrara con ellos para cenar

- Tu tío tenía un compromiso con sus nuevos jefes. Están reacomodando los turnos y labores en la empresa, ya que la hija de ellos está internada en el hospital y necesitan pasar tiempo ahí en guardia con ella.

- ¿En el hospital?, ¿qué le pasó? – preguntó Yara... o Mila, nadie sabía cuál era cuál porque se vestían, peinaban y hablaban igual. El único que las distinguía era Jungmo, pero tenían un acuerdo interno para no revelarlo y trolear con eso a toda la familia...

Produce Love Songs (X1 / Izone / Cravity and more)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora