¿Por qué estás detrás del muro?

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Arrojó la poción curativa rápidamente sobre su brazo, siseando de dolor mientras inclinó su cabeza hacia atrás.

No había funcionado.

Cerró los ojos con fuerza y respiró varias veces por la nariz tropezando con un sollozó.

Jo… der.

No debió haber hecho eso, probablemente la había liado más.

Por supuesto que lo hizo.

Acorrucó su muñeca contra su pecho tembloroso, suspirando cuando la curación comenzó a hacer efecto.

Vale, está bien.

No va a perder el brazo por esto.

¿Verdad?

Podía soportar un poco de dolor ahora si esto realmente podía liberarlo.

Faltaba algo, sabía que faltaba mucho, pero no era imposible de lograr o eso se dijo, se había equivocado en algún lugar con el encantamiento pero si seguía inten…

-Willy, detente.

La voz vino detrás del muro de su habitación.

El peliblanco hizo una mueca apoyándose de la mesa cuando sus piernas intentaron doblarse bajo su peso.

-Cierra la boca- gruñó. Estaba tratando de concentrarse.

Se enderezó y con su mano buena pasó las páginas del libro encantado abierto sobre la mesa.

Leyó el nuevo título.

-Willy cabrón. Estoy hablando enserio ¿Por qué estas haciendo esto?

¿Por qué?

Levantó una mirada esmeralda de mil asesinatos en seguida hacía el muro de tierra.

-¡Porque no te soporto! ¡No soporto sentirte, no soporto escucharte!

-¡Y por eso nos vas a matar, Guillermo! ¡¿ES ASÍ?!

-¡YA LO ESTABAS HACIENDO!

-¡WILLY, PARA!

Tomó al azar varios frascos sobre la mesa abriendo el corcho de cada uno.

Vale, el libro decía que…

-¡ESO NO VA A FUNCIONAR! 

El grito pudo haber derribado esa pared, incluso la casa se estremeció ante su fuerza.

-¡¿POR QUÉ NO SOY LO SUFICIENTE BUENO PARA TI?! ¡¿EH?! 

La cabeza de Willy zumbo con ondas de desesperación nadando por su cuarto en un millón de colores verdes y púrpuras ensangrentados.

-¡Por favor estoy aquí, Willy!

Estaba mareado.

-¡ESTOY AQUÍ!

Su muñeca estaba derritiéndose.

No iba a funcionar.

Quizás debería escucharlo…

Después de todo… él finalmente estaba…

Justo allí…

Su expresión se rompió frente a la pared sacudiéndose que lo separaba de la otra mitad de su alma. 

Las lágrimas corrían libremente por su rostro sin detenerse.

Estaba detrás de ese muro y sin embargo…

-Si tanto te importa ven aquí y deténme.

La habitación dió vueltas y quizá se derrumbó.

Pero estaba en silencio justo después.

La única persona allí se burló antes de vómitar.

Lo sabía.

Vegetta nunca estuvo detrás de ese muro.

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