Ese día había llovido, no demasiado... pero si todo el tiempo.
Los grillos y ranas se escuchaban en cada arbusto por el que pasabas, los charcos.. de vez en cuando la armonía del agua estancada era interrumpida por las gotas pequeñas tardías de la lluvia.
El clima claramente era bajo, no podrías salir de tu casas sin una campera bien abrigada, y tal vez una botas de hule.
Y, aunque había prometido irse directo a casa después de quedarse con JungKook un rato más en el patio de la universidad, JiMin no pudo evitar darle un vistazo a esas vitrinas donde exhiben juguetes para todas edades, castillos inmensos, pistas de carreras para autos... muñecas...
Habían bastantes muñecas, de todo tipo, desde tamaño real hasta las típicas básicas y rubias.
Pero una le llamó la atención...
Era bonita, cabello rizado y pelirroja, tenía una gran sonrisa y también una bata de médico.. JiMin asumió que se trabajaba de una muñeca con labor de doctora.
No les miento, lo pensó muchísimo al verla, aunque ya tenía en su cabeza que esa iba a ser la indicada.
Tenía el dinero justo ahora.. y no estaba seguro si en algún punto ya no iba a estar a la venta.
Así que no lo pensó más, abrió la puerta de vidrio pulcro y preguntó por ella, no tardó mucho cuando ya la tenía en sus manos haciendo fila para pagar... y todo ese tiempo le dio una ventaja para verla con detalle.
Si, era bonita... no sabe porque, pero deseo tener una muñeca como esas cuando era pequeño. Aunque si tenía todos los juguetes que quiso al momento que los deseaba, quería sentir que era cuando una persona cercana a ti te la daba justo en tus manos, el solo obtenía el juguete a la mañana siguiente en la sala sin nadie más...
Bueno, si a él no le tocó sentir esa ilusión, quería ser el que la provoque.
Y cuando salió de esa juguetería pequeña pero inmensa, partió marcha a una tienda de conveniencia y compró tres paquetes de ramens y un jugo grande de Granada.
Así que, entre la tarde nublada con charcos sucios y humedad fría, llegó a su suburbio mirando su propósito con desafío.
No le importaba nada más, no le importaba que tenía una llamada pendiente para JungKook al notificarle que ya había llegado a su hogar, no le importaba la infinita tarea atascada y agendada en sus libretas, no le importaba si llegaba en un mal momento.
Simplemente quería llegar a la casa de YoonGi.
Cuando puso pie en el último escalón y estuvo frente a esa puerta, suspiro sin saber si era de cansancio o nervios y movió la bolsa del juguete tras suyo.
La otra de la tienda, fue directo a tocar el timbre de la casa y la mano que estaba detrás suyo, fue torturada apretando los dedos entre sí.
Y cuando la puerta fue abierta, la primera vista que tuvo fue un YoonGi con una sudadera grande negra, un pans con pelusa y el cabello ya de por sí lacio, muy lacio de lo normal.
Wow...
Por un momento, JiMin se quedó sin pensamientos.
No había cambiado nada en YoonGi, pero a la vez... se veía diferente. No sabe con exactitud qué era, pero no le disgustaba.
- Ho... Hola..- Ahg... ¿por qué tartamudeas?
- ¿Hola?..- Ahg... ¿por qué lo preguntas?
- Yo... no sé.. - Bajó la mirada apenada, jamás había llegado así de imprevisto a la casa de YoonGi. - Tengo ramen... - Extendió la bolsa con los platos hondos con esa única excusa regresando la vista y mirando la reacción del mayor. Mordió sus labios nervioso.
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ʜᴀɴᴀʜᴀᴋɪ-ᴍ.ʏɢ~ᴘ.ᴊᴍ
FanfictionYoonGi, un estudiante de universidad donde se encontraba en su último año. Aunque no lo pareciera él no era como los demás...tenia una enfermedad muy extraña donde no podía experimentar ningún tipo de emoción o sentimiento. Pero ese no era el proble...