Andra Vogel.Al despertar dispuesta a ir al baño para asearme para ir a la escuela me encontré con Harry quien se apoyaba de una pared mientras tosía;—¿Harry?
—Andra.—Cuando se despegó la mano de la boca pude apreciar sangre en esta.
Rápidamente lo hice devolverse a la cama, por las noches lo escuchaba toser en algunas ocasiones y por las mañanas estaba completamente sudado como si hubiera corrido una maratón.
—Acuéstate iré por mamá.—Lo ayudé a sentarse en su cama.
Bajé rápidamente las escaleras hasta llegar con ella quien a penas terminaba de servir el desayuno.
—Mamá, Harry está enfermo tienen que llamar a un doctor.—Hablé preocupada.
—Stephan, ve por el doctor yo iré a revisar a Harry.—Mi madre ordenó.
Mientras ella subía las escaleras con preocupación yo la seguía, al verla ingresar al cuarto de mi hermano me tranquilicé y fui a darme una ducha, no tenía planeado ir a la escuela hoy pero quería estar aseada antes que todo.
No pasó mucho tiempo cuando el doctor llegó, esperé con paciencia en la mesa y al verlos bajar junto a mis padres me puse firme, el hombre se despidió de mi y se marchó.
—Tuberculosis.—Habló mi madre.—No saben si mejorará pero por ahora tendrá que descansar y no hacer ningún esfuerzo.
—¿Entonces ya no podrá venir a la escuela?—Pregunté haciendo que mi madre niegue con la cabeza.—De acuerdo.
* * *
Un nuevo día que realmente no me hacía muchas ilusiones, luego de arreglarme e ir a la habitación de Harry para darle un beso en la frente despidiéndome me marché.
Lo único que tenia en la cabeza era la salud de Harry, esperaba que mejorara pronto para seguir asistiendo juntos a la escuela y molestarlo constantemente con Diana Barry, sin darme cuenta Cole me había hecho el favor de abrirme la puerta.
Mi mirada estaba agachada, no quería hablar con nadie en ese momento mucho menos escuchar a Josie Pye preguntar porque mi hermano y yo no habíamos asistido o porque Harry no vino conmigo, al ver unos zapatos de un chico frente a mi levante la mirada esperando decirle a cualquiera que estuviera ahí que no quería hablar con nadie.
—Escucha, no es...—Levanté la mirada encontrándome con Gilbert quien me sonreía.—Blythe...
—También me da gusto verla, señorita Vogel.—Levantó un poco las cejas.
Sin importarme que el resto nos estuviera viendo, lo abracé lo cual el no tardo en corresponder, lo había extrañado más que a nadie y verlo frente a mi nuevamente era como estar en un sueño.
—Muy bien, hoy hablaremos sobre los continentes.—El Señor Phillips ingreso haciendo que rápidamente me separe de los brazos de Gilbert.
Nos despedimos con una sonrisa, me senté junto Anne quien ahora traía un nuevo corte en su cabello;—Hey, me encanta.—Hablé refiriéndome a su cabello.
—¿Gilbert?—Preguntó ella curiosa.
—T-Tu cabello Anne, hablaba de tu cabello.
—Oh, gracias.—Rio un poco.
En el momento de la salida por fin tuve el tiempo para hablar con Gilbert, quien al parecer tuvo la misma idea ya que se acercó a mi mientras acomodaba su gorro, sin decir nada hasta que por fin el silencio se rompió.
—Te eche mucho de menos, Blythe.—Me detuve entre los árboles nevados.
—También yo.—Se detuvo a mi lado.
Sin esperar más pasé mis brazos alrededor de su cuello atrayéndolo a mi para darle un beso, en ese momento sentí mi corazón latir sin parar como si fuera el primer beso que nos dimos.
Al separar nuestros labios ambos sonreímos dispuestos a seguir el camino;—Hay alguien que quiero presentarte.
Sentí como si de un Deja Vu se tratase pero no me iba a negar a ir con el, quería pasar la mayor parte del tiempo con el durante todo el camino hablamos sobre su tiempo en el barco trabajando y sobre su nuevo amigo quien estaba en su casa.
—¡Bash!—Gilbert levantó la voz mientras cerraba la puerta tras nosotros.
En ese momento un hombre de tez oscura apareció, al principio me sorprendí por lo general veía pieles pálidas como la nieve o incluso coloradas por lo que verlo era algo nuevo para mi, parece que el se sintió incómodo ya que tampoco dijo nada.
—Tienes una piel realmente hermosa.—Sonreí mirándolo.
El por un momento no dijo nada pero sin mucha espera me devolvió la sonrisa;—Es bueno escucharlo de alguien, tú debes ser Andra.
—La misma, señor Bash.—Asentí.
—Solo dime Bash.
Los tres conversamos acerca de los múltiples viajes que Bash había tenido, durante 10 años viajando debería ser un sueño hecho realidad.
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Sunset |Gilbert Blythe.
Adventure"Hey, no te desanimes tan pronto, la vida a veces te dará golpes duros, pero no significa que siempre será así, ten fé en aquello y lo conseguirás."