Twelve.

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Andra Vogel.

El día de navidad había llegado finalmente, mi casa estaba llena de colores y el árbol lleno de decoraciones y regalos bajo el mismo, Harry descansaba en una silla arropándose del frío mientras yo ayudaba a mi madre en la cocina.

—Llegaron los invitados.—Mi padre anunció mientras abría la puerta.

—Enseguida vamos.—Mi madre anunció lavándose las manos.

Por mi parte me extrañé, no sabía que habían invitado a alguien a la cena mi madre salió de la cocina mientras yo la seguía;—Buenas noches señores Vogel.

Una sonrisa se formó en mi rostro al ver a Gilbert y Bash en la entrada, mis padres se habían silenciado al ver a Bash pero al instante lo saludaron con educación, Harry sonrió antes de toser un poco.

Mientras Bash se acercaba al fuego de la chimenea iniciando una conversación con mi hermano, Gilbert y yo salimos de la casa quedándonos en la entrada;—¿Por que no dijiste que Harry estaba enfermo? Podría haberle traído algo de mi viaje, alguna medicina.

—No hace falta.—Sonreí mientras tomaba su mano.—El doctor dijo que mejoraría pronto.

El castaño me devolvió la sonrisa y me dio un beso casto, al separarnos caminamos en los alrededores de mi casa evitando alejarnos mucho de la misma, estábamos riendo y hablando de lo primero que se nos venía a la cabeza hasta que Gilbert hizo aquella pregunta que me dejaría pensando.

—Andra, alguna vez ¿Pensaste en casarte?—Hablo a lo bajo casi como si se avergonzara de la pregunta.

—¿Casarme?—Lo pensé, por su parte mostró una mirada de arrepentimiento ante su pregunta.—Creo que me encantaría hacerlo dentro de muchos años, tal vez cuando termine la universidad.

El me sonrió y besó mi frente sin responder, Gilbert podía ser directo con cualquier persona pero conmigo a veces era muy tímido algo que me encantaba de él ya que podía descifrar cualquier cosa que quisiera con tan solo ver su ceño fruncido y su mirada evitando el contacto visual.

—¿Qué sucede? ¿Me ibas a pedir en matrimonio, Blythe?—Bromeé haciéndolo reír.

—Tal vez, señorita Vogel.—Hizo una voz fingida.—Y tal vez arruinó mis planes de hacerlo.

Ambos comenzamos a reír, sin duda alguna conocer a Gilbert era lo mejor que me pudo haber pasado en todos mis años con vida.

—Creo que nada me haría más feliz que seguir a tu lado dentro de muchos años.—Habló Gilbert.—Te llevaría a conocer otras islas, no aún mejor, todo el mundo y pediría tu mano cuando te sientas lista.

—Entonces, lo tomaré como una promesa.—Extendí mi dedo meñique a el como si tuviera 8 años de nuevo.

—De acuerdo.—Entrelazó su meñique al mío.

* * *

La cena fue mejor de lo que esperaba, mi padre y Bash hablando sobre los países y culturas, Harry bromeando con Gilbert mientras mi madre en cierta ocasiones me codeaba molestándome con el castaño.

Una noche casi perfecta para todos incluso al momento de abrir los regalos, Gilbert me obsequio un brazalete completamente dorado mientras yo le daba un libro con una pequeña nota "Para que no te aburras en tus próximos viajes" pero todo llega a su fin, nuestros invitados se comenzaron a despedir mientras yo los acompañaba hasta el porche de la puerta.

—Gracias por el brazalete.—Sonreí de lado colocándome el mismo en la muñeca.—Nunca me lo voy a quitar, es hermoso.

Cuando Bash se alejó un poco Gilbert me besó despidiéndose;—Andra...—Murmuró mi nombre inseguro de continuar.—Te amo.—Habló mirándome a los ojos.

Sentí como mi corazón latía sin parar, desde que estábamos juntos los "te quiero" nunca faltaban, pero aquella palabra sabía que tenía otro significado era un sentimiento más fuerte y al verlo realmente me di cuenta que así me sentía al estar con el.

—También te amo.—Repetí mientras me acercaba a darle un abrazo.

Ahora estaba completamente segura de que Gilbert Blythe era la persona con la que quería compartir muchos años juntos, quería estar para el incluso en sus peores momentos y que el me acompañara en los míos.

Realmente amaba a Gilbert Blythe.

Sunset |Gilbert Blythe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora