Capítulo 8

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Formé un puño con mi mano acercandolo a la puerta más no pude animarme a tocar, repetí esa acción tres veces más obteniendo el mismo resultado, hasta que respiré profundo intentando calmar mis nervios.

—Vamos, Tori tu puedes, es solo una puerta que será tocada y al abrirla verás a Jade con cara de "que demonios haces aquí"— hablé conmigo misma.

Volví a respirar hondo, así es, me encontraba frente a la casa de Jade.

¿Qué como había llegado ahí?

Después de haber dejado mi proyecto, volví a casa y estando en la soledad de mi habitación me dispuse a escribirle una carta, pensaba regalarsela junto con el mini album al mismo tiempo que a todos los demás de mis amigos, pero en un momento de arranque decidí que éste sería el tiempo adecuado, le entregaría la carta, se quedaría con cara de "que diablos" y lo aprovecharía para salir corriendo, ella no tendría tiempo de seguirme porque sino perdería su vuelo y ya cuando regresará, yo estaría más tranquila para afrontar la situación.

Toqué la puerta.

Esperé unos segundos a que alguien hiciera presencia y aunque solo habían pasado 4 segundos yo ya estaba pensando en que nadie saldría y mejor tenía que huir, en eso escuché el golpetear en el piso de unos tacones que se acercaban a la puerta y mi respiración se agitó y el corazón pegaba más fuerte en mi pecho.

—Díga— una mujer de cabello hasta los hombros color rubio y ojos esmeralda de unos 35 años apareció.

Se veía muy elegante, profesional, dulce pero tenía ésa esencia intimidante.

—¿Ah?— fue lo único que mi cerebro pudo emitir.

—¿Disculpa?— por supuesto que tenía cara de signo de interrogación.

—Yo… es que… Bueno— si, Tori acabas de quedar en vergüenza frente a tu hipotética suegra.

—¿Te encuentras bien?— su voz era suave pero firme.

—Si— volví a respirar profundo— lo que pasa es que…

—¿Vega?

Y esa voz aunque fría y amenazante me hizo volver el alma al cuerpo, quería arrodillarme y agradecer a todos los dioses por ése oportuno llamado, quería correr a sus brazos y llorar por rescatarme del desamparo vergonzoso en el que yo solita me meti.

—¿Es tu amiga, Jadey?—

La señora le preguntó haciéndose a un lado dejándome ver el interior de la casa. Un lugar sofisticado y sobrio hasta donde llegué a ver.

De repente en mi cabeza sonó el eco del mote que ella usó: "Jadey" con qué de ella sacó Cat ése apodo.

—Eehh— Jade contestó como diciendo "No pero, pues ya que" a la pregunta sobre nuestra extraña amistad.

—Hola, Jade— me hice notar.

—¿Que quieres, Vega?— ella permaneció con los brazos cruzados.

—Jade, cariño, esa no es manera de tratar a los demás— Sonreí, la señora se veía tan amable, todo lo contrario a Jade.

—No la voy a invitar a pasar— Jade obvió.

—¿Quieres entrar, querida? ¿Te ofrezco algo?— La señora ignoró a Jade.

—No, gracias, señora— me negué cortésmente, no quería ser asesinada por la chica que me gusta.

—Dime Eleanor— sonrió y ahí fue donde le encontré cierto parecido a Jade.

—Muy bien, Eleanor.

Las cartas no son anticuadas *Jori* (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora