Capítulo 10

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Tal vez haya un par de cosas  que no les agraden, no me odien.


💙💫🤎




—Morenaza.

André se sentó a mi lado en las tarimas del caja negra, eran horas extra clase, donde nos dedicaríamos a afinar detalles de la presentación final de la generación, pero aunque eran ensayos demandantes yo no podía concentrarme en absolutamente nada que no fuera Jade.

El fin de semana me la había pasado ansiosa y arrepentida de haber dejado la carta en su bolso, además por haber besado su mejilla, ¿cómo me atreví? Aún no lo sé.

—Hola, André— le respondí ajena a todo.

—Hum… No, no, no, eso no se escuchó nada bien— solté el aire por mi nariz y giré a verlo— A ver cuéntale a tu mejor amigo que es lo que pasa.

—¿Crees que Jade llegue a tiempo hoy?— él abrió la boca para responder pero no lo dejé— mejor dicho ¿crees que esté para la gran presentación?

—No lo creo. Mira ni el lunes ni ayer vino.

—Pero fue porque tenía compromisos en Alemania.

—A eso voy Tori, hoy regresó a la ciudad, va a venir al ensayo si, pero sólo porque se lo prometió a Sikowitz, Jade está ocupada, y su mente ya está en otro continente.

—Tienes razón— torci mis labios.

—¿Por eso estas desanimada?— me sacudió ligeramente— ¿Por la gótica de gotitas de océano en los ojos?

—¿Qué apodo es ése?— pregunté entre escéptica y divertida.

—Uno muy tonto— aceptó.

Reímos.

—¿Pero si es por ella, cierto?— mi mejor amigo volvió a insistir.

—Ya es mucho tiempo sin ella— fue mi vacilante respuesta.

—No lloraste así por mi cuando me ausente por mi examen de admisión— Soltó fingiendo pena — Me siento ofendido.

—Pero si te extrañé— me recargué en su hombro.

—Pero no como a Jade… Porque… Yo soy tu hermano del alma, no tu amor.

—Ya, a eso querías llegar— lo enfrenté.

—¿A qué?

—Beck ya me dijo que tu y él hablan de mí y de lo que siento por ella.

—Oh, vaya ¿y que sientes por ella?— estaba jugando al desentendido.

—André— recriminé.

—Vamos, Tori, solo quiero escucharlo de ti.

—Que me gusta.

—A sí… ¿Quién?

—André— lo amenacé.

—Está bien, está bien— mostró las palmas de sus manos como rendición— ya entendí ¿desde cuando?

—No lo sé bien.

—Pero ya te gustaba cuando yo tuve un crush por ella— no lo preguntó, lo aseguró.

—No…

—No digas que no, Tori, ¿quién en su sano juicio tiene vestuarios de uno de sus compañeros de clase?

—También tenía uno de tu abuela.

—Claro que no, ése ya lo tenías por una obra pasada.

Las cartas no son anticuadas *Jori* (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora