Capítulo 1

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—Tori baja ya o llegarás tarde.

Mi mamá gritó desde la cocina.

—Ya voy— respondí desde mi habitación.

Volví a ver mi atuendo de ese día, unos jeans deslavados, una blusa negra y tomé mi sudadera morada por si en el camino el frío se hacía presente. Acomodé un poco mi cabello y tomé mi bolso. Antes de salir observé cada rincón de mi cuarto, cerciorandome de que no olvidara nada.

—Ah, por poco y lo olvido— hablé conmigo misma y me acerqué a la mesita de noche donde estaban unas hojas de color, plumones, pegatinas y una pequeña carpeta de cuero. Metí todo en mi bolso.

Cerré mi habitación y caminé por el pasillo en el cual estaban mi pieza frente a ella un baño el cual compartía con Trina y al otro lado su cuarto, no pude evitar hacer un leve puchero y sentir decaer un poco mis ánimos al recordarla, cada día, tarde y noche era el mismo recorrido con la misma proporción de emoción por echarla de menos, sacudí mi cabeza para que su imagen se alojara en un rincón más alejado de mi cerebro y bajé las escaleras para llegar a la cocina.

—Apúrate, cariño— mamá servía un poco de jugo.

—Ya estoy lista, tranquila— tomé asiento.

—Tranquila— repitió un poco desesperada.

—¿No hay café?— pregunté levantándome de mi silla para acercarme a la cafetera.

—Se terminó. ¿Estas cansada?

—No.

—Tu sola te terminaste el café, se que los gustos cambian pero... El tuyo fue radical, no entiendo como pasó que llegaste a amar tanto la cafeína—me sonrojé un poco y volví ai asiento.

—Solo pasó— me encogí de hombros y seguí con mi desayuno con total parsimonia.

—Tori— mi mamá llamó mi atención.

—Dime— Me pasé un bocado con ayuda del jugo.

—Llevas todo este semestre llegando tarde— rodé los ojos y comí de mi pan cake— no, que digo un semestre, llevas todo el año, desde que Trina se fue a la universidad llegando tarde a clases.

—Mamá, ya solo queda un mes— renegué ante lo evidente, desde que Trina se mudó a su facultad yo había bajado mi desempeño escolar ¿increíble no?

—Por eso mismo, cariño, debes ser más responsable, tienes los exámenes finales, proyectos y además tu graduación.

—Ya todo son ensayos y recomendaciones universitarias para los despistados, hoy no tengo exámenes, será un día sencillo.

—Bien, no me quejaré porque tienes un excelente historial académico y porque tu ya no tienes preocupaciones por la Universidad.

Sonreí y comí el último bocado de mi almuerzo.

—¿Haz visto lo de tu vestido?

—Lo iba a hacer pero Trina me habló éste fin de semana diciéndome que aún no comprara nada, que en 2 semanas sus vacaciones empiezan e iremos juntas a hacer las compras.

—Me fascina la idea— Mamá concordó.

Tomé nuevamente mi bolso y las llaves de la casa porque de seguro llegaría y ella no estaría aquí.

—Nos vemos en la tarde— me despedí.

—Hasta entonces, cariño.



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Las cartas no son anticuadas *Jori* (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora