Capítulo 11

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—¿Trina?

Ahí estaba mi hermana echadota en el sofa de la sala como toda una diva era como si fuese la reencarnación paralela de Mariah Carey. Cerré la puerta despacio, me hubiese gustado azotarla pero mis padres seguramente estaban dormidos.

—Que agradable recibimiento, hermanita— Ella contestó.

Me sentía como cuando la villana con el secreto más oscuro de la familia retoma su venganza después de avanzada la temporada. Pero era Trina así que sólo estaba exagerando.

—No estoy de humor— fue lo único que salió de mí sin que se escuchara mi voz temblar.

—¿Disculpa?— Soltó dramáticamente ofendida— Desde hace seis meses me has estado llamando todas las mañanas y me mensajeas por las noches y ahora que estoy aquí, yo Trina Vega— se señaló con gran altivez— la más guapa de las hermanas Vega, ¿vas a decidir ignorarme porque no estas de humor?

—Si— resolví.

—Tori— hizo un berrinche.

—En verdad que estoy cansada.

Ya no la dejé hablar más y me seguí de largo hacia mi habitación, me cambié y puse mi pijama de Bob esponja luego me acosté.

Observé el techo, bueno observar era solo un decir porque la verdad era que mi cabeza estaba muy alejada de aquí en realidad estaba perdida en la nada. Extendí mi brazo para tomar mi celular que estaba en la mesita de noche pero lo que toqué por desgracia fue el libro que me había regalado. Suspiré y lo tomé para hojearlo, no me apetecía leerlo pero el sonido de las hojas y su textura entre mis dedos me estaban calmando, cerré mis ojos sin dejar de hojearlo preguntándome cuál era la razón por la que eligió ese libro y porque me instaba tanto en acabarlo. Resoplé y abrí mis ojos, no iba a leer lo que me quedaba del libro porque no quería complacerla pero si iba a leer el final porque quería saber porque su persistencia, dejé de hojearlo, lo dejé en el buró para tomar mis lentes.

—Tori— Trina susurró fuerte como para oírla pero débil como para que mis padres se despertaran.

—Trina vete— murmuré dejando los lentes sobre la mesita de noche.

—Hermanita, abre— ella insistió, eso me sorprendía un poco pero es que desde que se mudó a la facultad nos habíamos vuelto más cercanas y ella menos insoportable.

—Trina— dije a regañadientes desde la cama.

—No sería buena hermana mayor si dejo esto así.

—Ya no insistas— dije un poco alertada.

—Tori— le valió.

—Trina, sabes que la puerta está abierta no entiendo porque no solo la empujas y ya— respondí ya derrotada.

—Quería jugar bien mi papel— apareció— pero tu no hiciste bien el tuyo— rodé los ojos y me senté recargando mi espalda en la cabecera.

Sentí la cama moverse y hacerme saltar unos milímetros cuando ella se aventó.

—Deberías de volver a tu dieta— Bromeé.

—No quiero que desaparezcan mis curvas, son lo que vuelve locos a los hombres.

Le di una sonrisa con los labios pegados, era mi mayor esfuerzo de aparentar que estaba todo bien y que ella se fuera.

—Traje esto— levantó su gran sudadera y sacó varias bolsas de frituras que lanzó al colchón— es buena opción para atragantarse cuando uno tiene penas.

Las cartas no son anticuadas *Jori* (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora