Capítulo 2

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—¿En qué crees que se encuentre metida Jade?

Cat y yo nos encontrábamos sentadas en el piso del caja negra. Bueno, mejor dicho, yo estaba sentada recargada en la pared y Cat acostada con su cabeza en mi regazo mientras yo jugaba con su vibrante y rojizo cabello.

—No lo sé— se giró boca arriba para verme— pero seguro nos lo dice en el almuerzo, somos sus amigos— su sonrisa se extendió por su esculpido rostro.

—Eres su amiga— recalqué sonriendo.

Pese a que todo este tiempo Jade y yo tuvimos más comunicación ella insistía en que no eramos amigas y aunque odio admitirlo es algo que se ha esforzado tanto por dejar en claro que esa frase ya taladra mi cerebro.

—También tu lo eres— cerró los ojos al parecer mis caricias la estaban durmiendo— te quiere, solo que le cuesta admitirlo después de todo.

Sonreí con los labios pegados, que Cat dijera eso me hacía sentir algo así como feliz, pensar en que logré llegar al corazón de Jade me parecía alucinante.

—¿Tu crees?— Tenía que cuestionarlo, necesitaba escuchar nuevamente la afirmación.

—Sipí, es algo que todos sabemos, también tu lo sabes, Tori— sonrió ampliamente mostrándome su blanca dentadura.

Seguí acariciando su cabello y frente. Cat era una gran chica, dulce, alegre, hiperactiva, con un brillo especial y tenía algo que nos hacía a todos querer protegerla siempre. Gracias a ella es que Jade y yo pudimos acercarnos más, ambas tratábamos de realizarle sus caprichos a la pelirroja, ambas tratábamos de cuidarla y sí, ambas tratábamos de hacerla feliz a costa de lo que fuera.


¶¶¶¶¶

—¿Cómo puede ser que nos quedáramos dormidas?— corría por los pasillos con una mano aferrada a mi bolso y la otra en Cat.

—Jeje, vamos a llegar tarde — Cat parecía realmente divertida con la situación y a decir verdad también yo lo estaría si no fuera porque Sikowitz había dado la estricta instrucción de que debíamos de estar a tiempo o nos reprobaria sin importar que de eso dependiera nuestra certificación.

—Cat, corre— hacía lo posible por no tropezar o golpear a alguien pero era imposible.

—Estoy corriendo Tori— su voz sonaba realmente divertida.

—Lo siento— dejaba esa escueta disculpa a todo aquel que se topaba con nosotras y se llevaba un golpe por la velocidad a la que íbamos.

—Disculpen todos, Tori y yo nos quedamos dormidas en el caja negra y vamos a llegar tarde a la clase de Sikowitz— Cat gritó extendiendo su disculpa para todo el que se nos ponía al frente algo así como "Ahí va el golpe" lo cual agradecí internamente.

Seguimos corriendo hasta llegar al edificio principal, por fortuna en éste lado de la escuela no había tanto cúmulo de estudiantes pero desgraciadamente el motivo era que ya estaban en sus clases, eso me puso más ansiosa.

Entonces cuando estábamos por llegar, Cat de la nada comenzó a tararear nuevamente esa melodia de hace dos horas y me fue inevitable reír, era como llevar el soundtrack de nuestra desavenencia con nosotras, mis risas se hicieron más fuertes y gracias a ello me desforcé, mis piernas se doblaron y caímos a un metro de la puerta.

—Ah— Cat se quejó cuando su cuerpo quedó encima del mío.

—Lo siento, llegan tarde— el loco de los cocos se encontraba de brazos cruzados viéndonos desde lo alto.

Las cartas no son anticuadas *Jori* (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora