Capítulo 15

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Final




Al finalizar de leer la carta, me sentía sumamente: inefable, sí esa era la palabra, quería saltar sobre la cama, gritar, reír y llorar todo al mismo tiempo, pensaba que podía explotar por todo lo que en mi estómago se sentía. Mis dedos aún temblaban, había lágrimas contenidas en mis ojos. Quedé quieta no se por cuánto tiempo, sólo escuchando mi respiración, pasé mis manos por mis piernas y cara, necesitaba cerciorarme de que no me había quedado dormida a mitad de la lectura, necesitaba cerciorarme de que todo fuera real. Sentí el sudor de mis dedos en mi rostro, una abrupta felicidad llegó a mi, mordí mi labio para no soltar un grito lleno de frenesí que despertara a todos, cubrí mi cara con mis manos, pequeñas risas escaparon de mi boca, me balanceé en la cama, dando además movimientos repetitivos producto de mi ansiedad.

Jade desde hace tiempo me había confesado estar enamorada, hace dos semanas que me había dejado una carta en la que declaraba todo lo que sintió y siente por mí. Por esa razón era tan persistente con que yo leyera el libro.

Volví a respirar, tenía que calmarme para poder pensar claro, observé cada rincón de mi en ése momento oscura habitación, buscaba en auxilio de algo lo que fuera que me diera la claridad de que era aquello que tenía que hacer, y bueno lo mas claro, obviamente fue tomar mi celular.

Aun seguía temblando lo que causaba algo de dificultad para buscar su número ¿Te ha pasado que por estar con tanto nerviosismo por más que lo que quieras está ahí gritando "hey aquí estoy, mírame" tu eres incapaz de darte cuenta de ello? Porque a si estaba con el contacto de Jade, así estaba con todo lo que respecta a ella, volví a leer mis contactos hasta que encontré su número, lo marqué.

Uno, dos, tres tonos y ella no contestaba, mordí mi labio inferior me sentía desesperada, lo bloqueé pero no duré ni dos segundos para volverlo a encender: 4:30 a.m probablemente Jade estaba dormida.

¿Y si le mandaba un mensaje? No, no era buena idea o por lo menos eso es lo que la mayor parte de mí pensaba.

Bajé de la cama e introduje mis pies en mis cómodas pantuflas, abrí la puerta de mi habitación y crucé el pasillo, me meti al cuarto de Trina.

—Trina— susurré moviendola del hombro.

Ella solo gruñó acomodándose de otra manera.

—Trina— insistí pero nada— Trina— alcé un poco más la voz, parecía un oso en etapa de hibernacion— es una emergencia— agregué para ver si así obtenía respuesta.

—¿Qué?— soltó aún somnolienta y removiendose en su lugar.

—Llévame a casa de Jade— susurré.

—Estas loca— enfatizó.

—Es importante— insistí.

—¿Estas bajo un embrujo de lujuria?— arrugué la frente tratando de darle sentido a los sonidos que emanó, no le había entendido de primera.

—No— respondí en cuanto mi cerebro decodificó lo dicho.

—Entonces puedes esperar— se echó la cobija encima.

—Trina

—¿Qué?— se escuchó exasperada, tal vez estaba a punto de lograrlo.

Las cartas no son anticuadas *Jori* (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora