Amores prohibidos || Yoonmin

I. El amor que florece en almas inocentes.

Desde la tarde del 13 de octubre, cuando el pequeño Ji Min vino al mundo, su primo Yoon Gi, de apenas dos años quedó encantado con la ternura del bebé que apenas comenzó a gatear fue como un juguete para él, ya que sus madres eran hermanas vivían en la misma casa con sus parejas y los pequeños crecieron con un profundo vínculo de amor filial y complicidad para las travesuras, el pequeño Yoon Gi nunca delataba a Ji Min cuando hacía cualquier cosa que para los adultos estuviese mal y viceversa, eran inseparables, no había almas que fueran más unidas sobre la tierra. Después del décimo cumpleaños de Ji Min su madre lo llevó a hacerle la prueba de sub-género que determinaría su identidad antes de llegar a la pubertad y tomar las medidas necesarias antes de un celo repentino si se trataba de un alfa o un omega; los resultados generalmente tardaban un par de días en llegar, así que al volver, tranquilamente Ji Min se fue a jugar con su primo, ya que era fin de semana y no tendrían que ir a la escuela.

- Yoongi-ah. –dijo Ji Min.- ¿tú eres un alfa?

Al escucharlo, Yoon Gi dejó los juguetes sobre la alfombra y asintió, con una amplia sonrisa.

- Sí, cuando crezca tendré un compañero y una familia, seré un gran alfa. –contestó, seguro de sus palabras.-

- ¿un compañero? –preguntó Ji Min, ladeando levemente su cabeza.- ¿qué es eso?

- Creo que son como mamá y papá. –contestó el mayor.-

- ¿es como cuando se dicen "te amo" y se dan besitos?

- Eso creo. –Yoon Gi rascó levemente su cabeza.- mamá dijo que lo entenderé cuando sea grande.

- ¡entonces yo seré tu compañero! –el menor sonrió ampliamente.- yo te amo, Yoongi-ah y te daré muchos besitos.

Se fue sobre él y comenzó a repartir besos por su rostro, haciéndolo reír y ruborizarse al instante.

- Está bien, seremos compañeros cuando seamos grandes. –dijo el mayor.-

- ¿lo prometes?

Yoon Gi alzó su mano y la empuñó, dejando levantado únicamente su dedo meñique, con una sonrisa tierna e inocente en su rostro.

- Lo prometo.

Al ver su acción, Ji Min nuevamente esbozó una amplia sonrisa y con su pequeña mano regordeta juntó su dedo con el del mayor, entrelazándolos para sellar su pacto.

- Es una promesa, seremos como mamá y papá cuando crezcamos.

Terminaron de sellar su promesa de amor con el más inocente de los besos, juntando sus labios por dos segundos, como habían visto que lo hacían sus padres, para después separarse riendo levemente. Sus esperanzas se aumentaron cuando supieron que Ji Min era un omega, estaban más felices, ya que en la escuela supieron que los omega podían tener bebés y formar una familia y aunque no sabían la ciencia del amor o el acto de reproducción ellos tenían el sueño de ser como sus padres algún día y tener hijos, ignorando por completo el hecho de que por sus venas corría la misma sangre.

El tiempo pasó y con los años su amor se fortaleció, se hicieron un par de adolescentes conscientes de las capacidades de sus cuerpos y de los hechos del amor que ya no era el de dos niños inocentes, sino de dos amantes deseosos de probar algo que apenas y podían imaginar, se sentían cada vez más deseosos, más que todo por las feromonas y sus instintos que les decían lo que debían hacer, aprovechaban cada ocasión en la que estaban a solas para besarse de manera intensa y llenarse de caricias apasionadas y algo torpes por la inexperiencia, pero la curiosidad y el deseo predominaban sobre su sentido del razonamiento y caían víctimas de la lujuria fácilmente, aunque lo que hacían no eran más que manoseos y besos húmedos, ya que ninguno de los dos se atrevía aún a llegar a la penetración, al menos hasta una semana después de que Ji Min cumplió 17 años, cuando su cuerpo era una tentación que Yoon Gi no podía seguir ignorando, aprovecharon la ausencia de sus padres, que se fueron a una fiesta sin dar detalles, de cualquier manera no se molestaron en preguntar, se negaron rotundamente a ir y apenas quedaron solos se escabulleron entre besos y tropezones hasta la alcoba del omega.