XXV. Los que esperan del mismo hombre.

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Impactado por la noticia recibida, Jung Kook miró fijamente a Ji Min, notó aquel pañuelo amarrado a su cuello y pensó que eso no era algo común en él, aún sin decir nada estiró su brazo hasta la punta de dicha prenda y tiró de ella, haciendo que se deshiciera el nudo y cayera al suelo, Ji Min no se alteró, ni se sorprendió, solo cubrió la marca en un impulso, pero soltando un suspiro retiró su mano, viendo que los ojos del menor se agrandaban, hizo que la sorpresa fuera aún más grande.

- No quería que lo supieras de esta manera. –dijo Ji Min.- pero sí... el motivo por el que decidí terminar lo nuestro es porque amo a alguien más y como ves, él ya me tomó.

Nuevamente el menor guardó silencio, su alma y su corazón estaban deshechos, pero comprendió que él mismo se había buscado su destino al serle infiel a aquel que le dio a su primer hijo; apretó un poco sus puños y miró fijamente a Ji Min.

- ¿qué pasará con Dongyul? –fue lo único que dijo Jung Kook.-

- El abogado dijo que podemos llegar a un acuerdo para compartir su custodia. –dijo Ji Min.- lamento que las cosas hayan salido así, planeaba decírtelo desde un principio, pero mi orgullo me cegó y solo quería hacerte daño.

- Lo conseguiste...

Aquella noche toda esperanza o ilusión dentro de Jung Kook murió, su corazón se rompió por primera vez y experimentó la sensación del desamor, pensando en que probablemente eso fue lo que sintieron Tae Hyung y Ji Min al descubrir su infidelidad. Al día siguiente buscó un departamento, no le costó mucho, tomó el primero que le pareció conveniente y sacó sus cosas de casa de su segunda esposa, para llevarlas a donde viviría, Ji Min se sorprendió por la rapidez con que lo hizo, pero lo creyó más conveniente de esa manera, así que no se opuso, solo quedaba firmar los papeles de divorcio e ir a la audiencia en la corte por la custodia del niño y algunos asuntos pendientes.

Ji Min alistó a su pequeño y salió de la casa con él en su auto para ir a casa de sus padres, amarrándose el pañuelo en el cuello; dejó al pequeño, como siempre con su tía y su abuelo, para ir a hablar en privado con su madre.

- ¿qué pasa, cariño? –dijo ella.- ¿estás bien?

- Sí, estoy bien. –asintió.-

- ¿entonces por qué me hiciste venir aquí? ¿y tu marido? normalmente vienes con él.

- Él ya no vendrá. –dijo Ji Min.- se fue de la casa y nos estamos separando legalmente.

Aquella mujer quedó sorprendida por la noticia, ya que Jung Kook se había ganado su cariño.

- ¿por qué? ¿desde cuándo? Creí que ustedes estaban bien, nunca pensé que andaba algo mal en su relación.

- Nosotros llevamos mucho tiempo separados, madre. –Ji Min suspiró.- todo se vino abajo cuando descubrí que me era infiel.

- Oh, no puede ser, cariño, cómo lo siento. –dijo ella.-

- No importa ya, lo superé.

- Ya veo... -se sentó a su lado.- mi niño, piensa bien lo que haces, él es el padre de tus hijos, piensa en ellos más que todo.

- ¿qué? –frunció levemente el ceño.- ¿me estás diciendo que siga con él después de lo que te dije?

- Por supuesto, él es un buen hombre, Jimin, mira cómo te tiene, mira la casa que te compró, te regaló un auto y te engendró a tus hijos, cariño, piensa mejor las cosas. –acercó su mano al rostro de su hijo.-

Amores prohibidos || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora