VIII. El nuevo cliente de Ji Min.

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Los besos de Jung Kook eran la actual debilidad de Ji Min, pero aun así no se dejó llevar por el delirio y se separó de él, cortando así el beso para suspirar, volviendo al asiento.

- Te daré un ultimátum, Jeon. –dijo Ji Min.- estoy harto de esconderme, estoy harto de que sigas durmiendo con él, estoy harto de que sigas casado. Así que te daré una semana para decidir si te quedas conmigo o sigues con tu matrimonio.

Jung Kook suspiró también y tomó su mano.

- No me hagas esto, yo solo estoy esperando que sea él quien me pida el divorcio. –dijo Jung Kook.-

Al escuchar esto, Ji Min soltó una risa sarcástica y volvió a verlo, con el ceño fruncido.

- ¿y si nunca pasa? ¿seguirás atado a él toda la vida? –bufó.- ya te lo dije, quiero que te decidas, es él o yo.

Fue lo último que dijo antes de salir del auto y cerrar la puerta bruscamente, volviendo a la universidad; el menor soltó un pesado suspiro y se puso en marcha, encendiendo el vehículo.

- Mierda... -murmuró mirando hacia el frente.- qué hago... qué hago...

No se atrevía a dar el primer paso y terminar con Tae Hyung, pero tampoco quería terminar con Ji Min, la atracción que sentía por él era más fuerte que cualquiera que haya sentido antes, incluso más que su interés por su joven cuñada, pero debía decidirse y debía hacerlo pronto si no quería quedarse solo.

Al ver el auto alejarse, Ji Min se encaminó hacia su departamento, metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta y miró hacia el frente, pero detuvo sus pasos cuando sintió que toda la tierra se movió, suspiró con su frente en la mano y cerró los ojos, con una leve taquicardia, estaba mareado, pero eso solo duró algunos segundos, cuando se sintió mejor, siguió su camino, pero algo no andaba bien y él lo sabía, conocía muy bien su cuerpo como para imaginárselo, pero prefería suponer que se trataba de otra falsa alarma.

Por la noche, en el bar, Ji Min servía tragos y aunque no quería verlo, esperaba ver a Jung Kook acercarse, suspiraba y atendía a sus clientes mientras pensaba en lo único que ocupaba un espacio en su mente desde hacía casi tres meses: su relación prohibida. Mientras limpiaba la barra con un paño vio aproximarse un rostro conocido, se sorprendió de verlo allí, pero supuso sus razones.

- Mira, mira, es el esposo de Jungkook. –dijo Ji Min a su compañero.-

El otro se volteó a ver con curiosidad al rubio que se acercaba, igual de sorprendido.

- Mierda... sí que es apuesto... -dijo el otro.- ¿crees que venga a ver por quién lo están cambiando?

Ji Min hizo un puchero y golpeó suavemente el costado derecho del contrario, ocasionando que éste riera

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Ji Min hizo un puchero y golpeó suavemente el costado derecho del contrario, ocasionando que éste riera.

- ¿qué? ¿me vas a decir que te parece feo? No te dejes llevar por tus celos, él es una buena competencia y lo sabes.

Amores prohibidos || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora