VI. Adulterio.

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Cediendo ante la pasión, Jung Kook llevó entre besos intensos a Ji Min hasta el asiento trasero del auto, donde lo dejó e introdujo su lengua a la cavidad bucal ajena, ambos podían sentir cómo sus feromonas inundaban el poco espacio que había en el vehículo, cosa que les hacía sentirse cada vez más excitados; el menor se separó del beso y bajó dejando un húmedo camino por el cuello del que jadeaba gustoso de aquella sensación, ladeando su cabeza para darle más acceso a los besos de su amante, mientras las inquietas manos del mismo se deshacían de su pantalón y su ropa interior, dejando expuesta la parte inferior de su cuerpo, Ji Min lo miró con sus mejillas ruborizadas y sonrió, separando sus piernas para rodear con ellas la cadera del contrario, que lo miraba imitando su expresión.

- ¿hace cuánto no lo haces? –dijo Jung Kook.-

Se inclinó sobre el omega, subiendo su camisa para desnudar su torso, pero la poca iluminación le impedía disfrutar de la vista, sin embargo metió uno de los rosados y erectos pezones de Ji Min a su boca para lamerlo y succionarlo, estimulándolo, ocasionando que el mayor jadeara y gimiera, cada vez más excitado, su entrada comenzó a lubricarse y su pequeño miembro a ponerse duro.

- Desde... desde mi último celo. –susurró Ji Min.- hace un mes...

- Oh, eso es mucho. –bajó su mano por el abdomen del mayor.- ¿estás ansioso?

Ji Min asintió con su cabeza y jadeó, separando más las piernas cuando una mano se coló entre las mismas, buscando su estrecho interior, donde un dedo intruso se adentró, haciéndolo gemir, mordió su labio inferior y sintió sus entrañas revolotear de placer cuando el alfa comenzó a simular embestidas en su parte trasera, con tres de sus dedos dentro y a dejar besos fuertemente marcados en la piel de sus diminutos pechos. Arqueó su espalda cuando los dedos en su interior aumentaron a cuatro y colocó sus manos en el pecho del contrario, mirándolo con sus ojos brillantes y sus mejillas rosadas.

- Es suficiente. –dijo Ji Min.- ponlo dentro... rápido...

Complacido por la actitud del mayor, Jung Kook sonrió y se separó lo suficiente para deshacerse de su cinturón y bajar la cremallera de su pantalón, sacando de la ropa interior su enorme criatura de alfa dominante que, tan solo con verla, Ji Min se estremeció.

- ¿es cosa de alfas tenerla así de grande? –susurró Ji Min.-

En realidad estaba algo avergonzado de su masculinidad pequeña, que únicamente servía para tener orgasmos y ornar, ya que, debido a que los machos omega sienten placer por su parte trasera y además se reproducen por la misma zona, no tienen la necesidad de tener un buen tamaño, así que todos, o por lo menos la gran mayoría, son de talla pequeña, delgados, suaves, blandos, incluso incapaces de fortalecer sus músculos, aunque sean hombres. Jung Kook volvió a inclinarse y besó nuevamente los labios dulces y carnosos del contrario, que se enganchó a su cuerpo y se preparó mentalmente para recibir aquel animal de gran tamaño, logró relajarse con el juego húmedo de sus lenguas y gimió entre el beso cuando comenzó a ser penetrado. Se abrazó con fuerza al alfa y comenzó a soltar chillidos placenteros al pie de su oído con las embestidas profundas que recibía.

- ¿estás bien? –susurró Jung Kook.-

- Sí, sí... se siente bien. –dijo Ji Min.-

El menor no pudo evitar reír levemente, apoyando sus manos en el asiento para así poder empujar más sus caderas.

- Aún no entra todo. –susurró Jung Kook.- tienes que relajarte.

Para Ji Min era como la primera vez desde que dejó su ciudad natal, que tenía sexo, ya que, aunque cada tres meses lo hacía con varios alfa durante tres días eternos, él no estaba consciente de lo que hacía, puesto que su omega era quien tomaba el control de su cuerpo y salía a aparearse, aun cuando tomaba sus supresores adecuadamente, así que al despertar no recordaba el rostro de aquel alfa que había dormido con él, sino hasta varios minutos después, que su omega le mostraba las imágenes de lo que había hecho durante su celo sin siquiera saberlo y eso era algo que le disgustaba, pero no podía ir en contra de sus instintos, por más que lo intentó. Ji Min asintió y suspiró, estrujando un poco la camisa del menor que jadeaba de manera ronca, introduciendo por completo su erección.

Amores prohibidos || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora