Cap. 46 El buen comer

39 11 2
                                    

Allí esta ella esperándolo en la banca del parque

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Allí esta ella esperándolo en la banca del parque.

Dicen que cuando estás enamorado la vida parece tener una canción de fondo y que es tú corazón cantando.

En el caso de Brandon, siempre que ve a Morgana su corazón canta "Sugar sugar".

Desde que la vio en la fiesta, él solo tiene ojos para ella. Ni siquiera puede con la idea de parpadear porque se pierde esos segundos sin verla.

Morgana se ha vuelto aún más linda en estos días. Ella ha bajado de peso hasta llegar a la talla 4 pero manteniendo una proporción decente de atributos. Su piel se ha vuelto nívea y hay un aroma peculiar que es difícil de olvidar.

A él le importa mucho esta chica y quiere hacérselo ver.

Las vacaciones de verano han comenzado.

Ya es agosto y no hay escuela por lo que no hay forma de que sean interrumpidos constantemente por una molestia llamada Wolfgang.

El muchacho camina con un ramo de rosas hasta la pelirroja y la sorprende poniendo ese montón de rosas frente a ella.

― ¡Brandon!

Ella sonríe y es como ver mil flores florecer.

― ¿Te gusta?

Ella se queda sin palabras por algunos segundos.

― Yo... ¡Sí! ¡Me encanta! Pero...no debiste.

― ¿No debí? - pregunta él, desanimándose por completo.

Ella lo toma del hombro y recorre todo el camino hasta tomar su brazo de forma muy íntima.

― Quiero decir. Es un hermoso gesto de tú parte, pero no es necesario que me des rosas. Me gustan mucho, pero prefiero pasar el tiempo contigo... y comer una hamburguesa o dos en lugar de gastar en esto. Las flores duran muy poco tiempo y hay que cargarlas a todos lados.

Brandon se queda pasmado.

Ella tiene razón. Ellos tendrían que cargar ese ramo a todos lados hasta que la lleve de vuelta a casa.

―Diablos, no lo pensé muy bien.

―No importa - ella lo consuela. ― Se ven frescas ¿las acabas de comprar?

―Sí.

―Bien. Entonces vamos a la florería y veamos si nos pueden dar un rembolso o tan siquiera un porcentaje y con eso compramos una pizza o un helado ¿te parece?

Brandon asiente con la cabeza y ella sonríe.

―Entonces vamos.

La florista no quiso devolver el dinero así que entre los dos vendieron las rosas por separado a cualquier persona que veían en el parque.

Al final ambos disfrutan un helado en la banca donde ella lo esperaba en un inicio mientras observan a todas esas parejas a las que les vendieron una rosa.

St. Town: Los Gardner [Original-Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora