Matt Thompson

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La música retumbaba con fuerza en mis oídos, casi dejándome sorda. Tris me gritó algo que no escuché, y yo sonreí y salté, haciéndole pensar que la estaba escuchando. Los cuerpos a nuestro alrededor que bailaban descontrolados me empujaban de un lado a otro sin piedad, pero no me importaba mucho que digamos.

—¡Tris! —Grité, intentando que sus oídos funcionaran a pesar de la música. Como no me escuchó, acerqué mi boca a su oreja, y hablé lo más claro que pude. —¿Por qué no vas a ver cómo está Duncan y traes algo para tomar mientras que voy al baño? —Ella asintió con la cabeza de acuerdo, y levanté el cuello para ver cómo se acercaba hacia mi guardaespaldas personal que observaba todo con ojos filosos. Cuando su mirada se clavó en mí, me apuré para darme vuelta y caminar hacia el baño, intentando que mi cuerpo se perdiera entre la gente para poder salir de su vista. Mis pies ya no daban más de usar tacones para el momento en que entré al baño y observé a un montón de chicas frente al espejo retocando su maquillaje. Todas me miraron por unos segundos para luego seguir con lo que estaban haciendo. La música por fin sonaba mucho más baja, y un pitido en mis oídos me daba las gracias. Cinco segundos más y me hubiera quedado sorda.

Los baños de las discotecas eran un asco, pero tiempos desesperados, requerían medidas desesperadas. Me encerré en uno de los cubículos y saqué de mi bolso la peluca y el sobretodonegro que usaría como disfraz esa noche. Me quité los tacones por unos segundos intentando que mis pies descansaran, y dibujé un gran lunar sobre el lado derecho de mi labio. Cuando salí, las mismas chicas me miraban con completo asombro, mientras me acomodaba el bolso y chequeaba en el espejo que todo estuviera en su lugar.

—¡KELSEY! —La voz de Duncan sonó más fuerte en el baño, y probablemente gritaba porque no podía escuchar absolutamente nada afuera. —¿ESTÁS AHÍ? —El grupo de muchachas se observaron entre ellas, y luego, al instante, sus ojos se posaron en mí. Probablemente se dieron cuenta de que se trataba de mí, por mi cara de sorpresa, y por lo que parecía, ellas se conocían, y ninguna se llamaba Kelsey.

—Tienen que ayudarme. —Les rogué, haciéndolas confundir aún más. —Mi exnovio está completamente loco. Aún no entiende que no quiero estar con él, y suele ponerse muy violento conmigo. —Actué de la mejor manera que pude, y por lo visto, al notar sus caras, se la habían creído completamente. —Necesito escapar, por favor, díganle que no entré nunca aquí.

—¡KELSEY, VOY A ENTRAR EN EXACTAMENTE DIEZ SEGUNDOS! —La voz de Duncan sonaba altamente autoritaria y preocupada, pero tenía asuntos que resolver que no podían esperar más.

—Descuida linda, el novio de Mary era un completo psicópata. —Una de las chicas asintió mientras las demás tocaban su espalda, en símbolo de apoyo. —Nosotras sabemos qué hacer. —Hice como si estuviera a punto de llorar mientras ellas comenzaban a guardar todas sus cosas en sus bolsos.

—Muchas gracias, no saben lo que esto significa para mí. —Y luego corrí hacia la ventana del baño con una agilidad que me sorprendía. Trepé por ella y cuando logré salir, aterricé en un callejón lleno de bolsas de basura, y adolescentes alcoholizados besándose como si no hubiera un mañana.

No recordaba cuándo había sido la última vez que Tris me había arrastrado hacia alguna discoteca de California que quedaba cerca del pueblo, y sabía que si yo ofrecía esa idea, ella estaría encantada de salir a bailar, probablemente creía que al fin estaba saliendo de mi depresión post-Aaron.

La discoteca quedaba a quince calles del bar al que debía ir, pero antes de comenzar a caminar, tomé mi teléfono y le mandé un mensaje a Tris.

"Acabo de encontrar al chico más lindo del universo, me invitó a tomar algo cerca de aquí, invéntale una excusa a Duncan y no me esperes despierta ;)"

Aaron II - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora