Aaron II - Fanfic

Capítulo 34. ¿Un trío?

Cole y Dylan Sprouse como Marco y Paul Contray.

***

—¿No es la cosa más sexy del mundo? —Por supuesto que se refería al trozo de tela. Obviamente no estaba hablando de mí. Tris se veía tan emocionada como un niño en navidad—. Seguro que todos los hombres van a quedar idiotizados al verte.

—Sí, seguro que vas a provocarle un infarto a más de uno —comentó Janet con una de esas sonrisas que odiaba de "Yo sé cosas que tú no". Evaluó mi aspecto de pies a cabeza y me ordenó que diera una vuelta, le obedecí de mala gana. Cuando finalicé, rodé los ojos al darme cuenta que ambas me veían con satisfacción, orgullosas de lo que habían hecho conmigo.

—Al único hombre que voy a causarle un infarto es a Duncan cuando me vea así vestida —contesté, intentando bajar un poco mi falda y girando para verme al espejo.

La verdad era que por mucho que renegara, estaba fascinada con mi atuendo. Mis estilistas esta vez se habían lucido, aunque nunca lo diría en voz alta. Me veía bien. Me veía extremadamente bien. Casi no me reconocí cuando me miré en el espejo. Llevaba un crop top ajustado de color blanco brillante, con destellos de tornasol frente a la luz, el cual dejaba a la vista mi abdomen que, gracias a los entrenamientos, ahora estaba plano y tonificado. La falda era igualmente blanca y del mismo material brillante, se ceñía a mi cuerpo como si fuese una segunda piel. No llevaba medias, a pesar del frío que hacía esta noche, por lo que mis piernas iban al descubierto, y mis pies estaban sobre unos tacones bastante altos que hacían que mis piernas se vieran más largas y que, gracias al cielo, podía manejar sin dificultad. No lograba definir exactamente su color, era una mezcla de dorado y beige, pero le quedaban de maravilla al atuendo. Mi cabello se encontraba perfectamente alisado como nunca antes, salvo por las puntas, que Janet se había encargado de rizar. Aún así, el cabello me llegaba hasta la mitad de las nalgas, y no sabía que era lo que tenía la alisadora que usó Janet, pero le había dejado un brillo fenomenal, y se veía más vivo que nunca.

El maquillaje que Janet me había aplicado se enfocaba, principalmente, en mis ojos. Se encontraban delineados y mis párpados tenían sombra blanca la cual, por supuesto, también era brillante. Además de ello habían dibujadas con plumón blanco tres líneas, una sobre otra, desde el final del ojo hacia fuera, que simulaban ser las alas de un ángel. En el resto de mi rostro solo llevaba brillo en los labios. Los accesorios los había escogido Tris. A pesar de que quiso llenarme con joyas ostentosas, lo único que acepté ponerme fueron unos pendientes largos y unas sencillas pulseras doradas. Intentó aplicarme una crema que contenía purpurina en el cuerpo, pero no la dejé. Tampoco quería quedar como una maldita lámpara o una bola de disco.

Tris me extendió unas alas pequeñas que compró para el disfraz y me ayudó a ponérmelas. A decir verdad, no sobresalían mucho de mi espalda, lo cual estaba bien porque no quería llevarme a nadie por delante o ser un estorbo toda la noche.

Iba de ángel, pero el disfraz no tenía nada de angelical. Mis pechos y mi trasero jamás habían resaltado tanto como en esta tela. Tomé la diadema que Tris me ofrecía que tenía una aureola dorada que complementaba el disfraz, mientras ella se ponía su diadema con cachos brillantes. Ella estaba disfrazada de diablilla porque dijo que así seríamos como esas mejores amigas goals que se disfrazaban a juego. Tenía puesto un body ajustado rojo, una falda holgada del mismo color, pero con una capa de tul negro, medias veladas rojas y tacones negros. Su cabello estaba completamente ondulado y el pintalabios rojo no podía faltar.

—¿Segura que no quieres quedarte? —Le pregunté a Janet. Estábamos en uno de los baños de la escuela. Tris empezó a recoger su desorden.

—Tengo cosas que hacer. Si me aburro, puede que venga. Hace mucho no asisto a una fiesta de humanos, ¿son divertidas? —cuestionó mientras empezábamos a caminar para salir.