⇱𝑬𝒑𝒊́𝒍𝒐𝒈𝒐⇲

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Con sus pantalones de mezclilla claros, sus zapatos deportivos blancos al igual que su blusa de mangas largas, SoRa sujetaba su bolso, el cual poseía un color carmín muy claro que iba a juego con sus gafas y su cabello casi anaranjado.

Así es. Se había dado una especie de tinte castaño y su cabello presentaba aquel color entre el marrón y el naranja.

No tenía más maquillaje que su lapiz labial y se encontraba entrando a Tannie Designs.

Al principio no la quisieron dejar entrar ni darle el pase de visitante, pero luego de que mostrara "por error" su placa como oficial de la policía, accedieron.

Simplemente no la querían dejar entrar por celos. En tres años y medios había ocurrido así. Realmente le parecían patéticas aquellas chicas que, aún si JungKook las negaba y les recordaba que estaba en una relación estable, intentaban hasta lo imposible por tenerlo o porque ellos no se vieran, al menos cuando SoRa iba a la empresa.

Ejemplo de ello estaba lo que le acababa de pasar.

Sin embargo, y como siempre, no dejó que aquello afectara su buenísimo humor.

Apenas se ubicó en el elevador y llegó al piso deseado, en vez de dirigirse a la oficina de su prometido, se llegó a la de TaeHyung.

Y sí, estaban comprometidos y en cuanto lograran encontrar la casa indicada para vivir por el resto de sus vidas (según afirmaban ellos), se casarían.

-¡Cuñada!¡Dime!¡Cuenta!-apenas la vió entrar, TaeHyung se le lanzó encima, abrazándola.

-¡Yah! Déjala hablar, Tae. Apenas llegó y ni siquiera ha podido saludarnos decentemente-se quejó HaNa, quien había dejado de ser pelirroja para volverse rubia.

Ambas chicas habían ido hacía no mucho a la peluquería, dándole aquella agradable sorpresa a sus respectivos novios.

-Aquí-SoRa sacó de su bolso unos papeles perfectamente doblados y se los extendió a sus amigos.

TaeHyung, en medio de su emoción, fue el que los tomó y HaNa se colocó a su lado para ver también.

En cuanto terminaron de leer el documento, que vieron la foto que iba adjunta, chillaron cual colegialas hormomales y corrieron a abrazar a SoRa, esta vez, con más delicadeza pero con mucha más euforia.

-¡Felicidades!-exclamaron al unísono.

La sonrisa de SoRa se ensanchó más cuando recordó que aquello no era lo único.

-También me dieron un audio-balbuceó apenas. Por encima de su enorme sonrisa, quería llorar de alegría de una vez, pero eso sólo lo haría con JungKook a su lado.

-¿Los latidos?-volvieron a pronunciar los otros dos al mismo tiempo.

La pelinaranja asintió.

-Pero deseo que JungKook lo escuche primero.

-¡Oh! Sí, sí-se apresuró a decir TaeHyung, abriendo la puerta de su oficina para SoRa-. Corre, corre. Muero por ver su reacción.

Con los ánimos de sus amigos, SoRa salió de la oficina de TaeHyung y caminó con decididos pasos y aquella imborrable sonrisa hasta el local de su chico.

En el trayecto, obtuvo todo tipo de miradas.

Estaban aquellas que la envidiaban y SoRa sabía que a ninguna de aquellas mujeres le agradaba, y luego se encontraban los hombres que, aunque respetaban su relación con JungKook, no podían dejar de afirmar lo caliente que era la chica.

Cuando entró a la oficina de su futuro esposo, estaba vacía.

Su sonrisa se volvió a ensanchar cuando vió la pared que ella había decorado. Cada día habían más fotos que agregar a aquel mural.

Sacó su celular, encendiéndolo y colocando directamente el audio que desde que lo había escuchado en la mañana había agitado todos sus sentidos, mas prefirió pausarlo para cuando JungKook llegase.

Muy poco tiempo pasó para que el aún pelinegro de ya no tan largos cabellos entrara a su oficina, llevándose la grata sorpresa de encontrar a su novia sentada en su silla, sonriéndole.

Le pareció extraño ya que SoRa tenía ese día libre y le había dicho que no lo acompañaría al trabajo porque se sentía mal.

Claro que, él ni enterado estaba de que aquello era una mentirilla.

Misma que descubriría en tan sólo un par de segundos.

-¿Qué haces aquí, mi amor?-sonriente, aunque preocupado, se acercó a su mujer para besar su frente y acunar entre sus manos sus mejillas-. Te sentías mal esta mañana. No deberías estar aquí.

-Hum...yo creo que he dicho una metirilla-soltó una risita y su chico frunció el ceño-. Fui al doctor. Tenía una cita agendada hace días-sonrió, mostrándole la foto que iba adjunta al documento que prefirió no darle y continuó hablando mientras su chico miraba perplejo la imagen-. Tengo diez semanas de embarazo. Incluso tengo una grabación con los latidos de nuestro bebé-jadeó, finalmente dejando que las lágrimas corrieran por su rostro-. Vamos a ser padres, JungKook.

Los ojos del chico poco tardaron en derramar también sus lágrimas y, apenas hubo dejado de lado la fotografía que le había entregado su chica, se abalanzó sobre ella, abrazándola con fuerza y dejando que la felicidad los recorriera a ambos de pies a cabeza.

-Enséñame esa grabación, por favor-rogó, aún aferrado a ella.

Y así fue como, en medio del silencio de la oficina, unas rápidas palpitaciones ajenas inundaron los oídos de ambos muchachos.

SoRa y JungKook podían afirmar que aquel era el sonido más hermoso que alguna vez habían podido escuchar en sus vidas.

-Gracias, gracias, gracias-casi al mismo tiempo, comenzaron a darse cortos besos mientras se agradecían.

El pelinegro se alejó un poco de la muchacha e inició un pequeño monólogo cuyas palabras venía guardando desde hacía ya tiempo.

-Juro que no quise. Pero es inevitable no enamorarse de tí, cariño. Una sola noche fue más que suficiente para quedar prendado de tí-sonrió de lado-. Vaya placentero error el que cometiste, mi amor-soltó una risilla, siendo imitado por la muchacha.

-Créeme que me ocurrió lo mismo, Angel-murmuró, acariciando las mejillas contrarias-. Eres el mejor de mis errores. Eres mi futuro esposo y el padre de mi futuro hijo. Me amas y te amo. Definitivamente no puede existir nada mejor que eso para mí.

Aún con la euforia corriendo por sus anatómías y la lágrimas en sus mejillas, el chico cargó a su mujer cual la reina que siempre había sido para él, y salió de su oficina, encontrando a TaeHyung y HaNa esperando fuera, así como también lo hicieron el resto de sus compañeros.

La pareja amiga sabía cómo reaccionaría JungKook y por ello incluso habían alertado a los demás trabajadores acerca de un supuesto comunicado que el pelinegro quería transmitir.

-¡Vamos a ser padres!

⇱ᴇʀʀᴏʀ⇲  ▸ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢ ᴋᴏᴏᴋ◂✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora