𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆

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JungKook le había dicho a SoRa que no había problema si ella decidía hacer decoraciones extras a su oficina. Sólo él mandaba allí dentro.

Y aquello fue motivación suficiente para la chica para levantarse y tomar de su cartera la Polaroid que siempre llevaba consigo cada vez que salía junto a JungKook. Incluso tenía la pequeña cajita donde guardaba las instantáneas para que no andaran regadas por cualquier parte.

El pelinegro enarcó una ceja cuando la vió sacar dicha cámara y las fotos.

-Venías muy preparada ¿no?

-Me dijiste que después saldríamos-se encogió de hombros-¡Ah! Y no mires nada de lo que haré ahora ¿entendido?

El chico, risueño, alzó ambas manos en son de paz y volvió a lo suyo en su computador y los papeles frente a él.

Mientras tanto, ella se había apoderado de unos cuantos papeles de notas de colores, una pluma y unos marcadores y se dirigía a la pared completamente blanca y libre para hacer de las suyas.

De vez en vez JungKook intentaba espiarla pero ella siempre le sorprendía y reprendía.

Finalmente, una vez terminó su pequeña obra de arte, ubicó todo en su sitio y volvió a sentarse sobre las piernas de JungKook.

Como antes de que salieran a almorzar, el pelinegro dió la vuelta sobre su silla y sus ojos y boca delataron lo pasmado que estaba.

En los libreros, habían notitas indicando qué tipos de libros había en cada fila al igual que en el gavetero de en medio y sobre la pared, antes completamente blanca y vacía, las fotos y notitas delineaban la figura de un corazón.

Lo que más le gustó a JungKook fue ver que no sólo habían fotos de ellos dos allí, sino también de su madre y hermana, su tío, su tía y primo, su mejor amigo y los de SoRa que ya los consideraba suyos también y vicecersa.

JungKook había llevado a SoRa a conocer al resto de su familia y sólo los abuelos no salían en las fotos pues no querían tomarse ninguna así que ella salía en la mayoría de las fotos junto a él.

Las notitas de entre rosado, azul, verde, amarillo y morado, dejaban mensajes como: "Te amo, Angel", "Eres el mejor", "HeeSul y HaNa gustan de acabar con tu paciencia pero igual te aman", etc.

Para cualquiera puede parecer una bobería, pero para JungKook, aquello significaba mucho. Si bien tenía fotos de su familia sobre su escritorio, sabía que se sentiría el doble de pleno cada vez que diera la vuelta para buscar algún documento o simplemente para descansar un rato y refrescar la vista.

-Aiñs, ma lady. Cada día haces que te quiera más.

SoRa rió cuando el muchacho la estrujó más contra su cuerpo y simplemente se dejó hacer, permitiendo que los labios del chico envolvieran los suyos en una tierna danza.

Mas, con el paso de los segundos, aquel beso tomó profundidad y era la castaña quien llevaba el control, acariciando el pecho de JungKook por encima de su camisa.

-Amor-jadeó el muchacho entre besos. Sabía lo que aquelloa toques de SoRa querían decir-. Estamos en...-y fue callado por otro beso.

-¿No eras tú quien hacía unos días atrás me pedía algo para probar?-se burló ella, enarcando una ceja y JungKook tragó duro.

-SoSo, cualquiera puede entrar a mi oficina, en cualquier momento. Las puertas no tienen seguro.

-Tranquilo-soltó una risilla-. Si no lo muestras mucho, nadie lo notará, si es que alguien llega a entrar.

Bajo la confusa mirada del chico, SoRa se levantó de su regazo y lo hizo dar la vuelta en su posición inicial, quedando ella entre el cuerpo de su chico y la mesa.

-SoRa...-el muchacho intentaba descubrir qué escondía su novia detrás de aquella traviesa sonrisa-¡Oh, mierda!-gruñó por lo bajo, al instante en que la vió colocarse de rodillas y abrir sus piernas para colarse entre ellas y comenzar a besar los muslos ajenos con parsimonia y delicadeza por encima del pantalón.

JungKook sonrió de lado.

Su chica era astuta. La mesa cubría su figura por completo. Cualquiera que entrase no notaría que su novia estaba bajo la mesa, abriendo su cremallera y bajando un poco sus pantalones para liberar su falo y testículos.

Sus grandes y venosas manos se aferraron al posabrazos de su silla y su cabeza fue echada hacia atrás, dejando que pequeños jadeos brotaran de su garganta cuando la lengua de su chica recorrió todo un camino por su creciente erección y luego dejó escapar un gemido ahogado cuando su falo fue envuelto por la boca ajena a la par que las manos contrarias toqueteaban todo a su antojo y él se estaba volviendo loco.

El muchacho movía sutilmente sus caderas, deseando más de lo que tenía y SoRa sonrió inconscientemente ante eso.

A JungKook le encantaba complacerla, y a ella le encantaba complacerlo también, y siempre que podía se lo hacía saber. Como en aquel momento.

Pero no todo podía ser perfecto.

-JungKook.

La voz de uno de sus compañeros entrando a su oficina lo hizo devolver su cabeza hacia el frente, fingiendo que había estado tomando un descanso y le sonrió, aunque luchaba por no gemir pues SoRa estaba jugando más con él, acelerando sus movimientos.

-JiHyung. Dime ¿qué te hace falta?

El muchacho le explicó una duda que tenía y JungKook con toda facilidad, aunque muriéndose por dentro con cada roce de SoRa, le aclaró la interrogante, por lo que muy pronto el chico salió del lugar.

Sólo allí JungKook dejó soltar un suspiro que en realidad sonó más a un gemido.

Miraba a SoRa hacer su trabajo y aquello sólo hacía que la presión en su vientre aumentase.

-Ma lady-gimió, cruzando sus ojos con los de la castaña, quien lo miraba coqueta mientras volvía a lamer toda su erección antes de volverla a meter en su boca.

La muchacha sabía que aquel gemido era una señal de que su novio estaba a punto de llegar a su orgasmo y fue por ello que no paró hasta oír un poco más altos los gemidos de JungKook y tener todo aquel viscoso y blanquecino líquido en su boca.

Con ligeros toques, devolvió el miembro de su novio a su lugar, arreglando su pantalón para después sentarse de nueva cuenta sobre sus muslos mientras él seguía con su cabeza hacia atrás, recuperándose de lo recién sucedido.

Sus miradas coincidieron y SoRa le regaló un corto beso en los labios, mas él prefirió alargarlo un poco y acariciar los muslos de su chica.

-Joder, SoRa-jadeó.

Y la chica volvió a besarlo.

No necesitaban palabras.

Ellos sabían que eran exactamente lo que el otro necesitaba.

Se pertenecían y no había mejor sensación que aquella.

⇱ᴇʀʀᴏʀ⇲  ▸ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢ ᴋᴏᴏᴋ◂✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora